Aún emocionado por el campeonato logrado, afirma que el club está obligado a vender a algún jugador. Y que los refuerzos serán consensuados con el técnico y con Francescoli.
-¿Quién se adaptó a quién, Rodolfo? ¿Ramón Díaz a la dirigencia que vos liderás o ustedes a él?
-El proyecto de River es uno solo y lo marca la Comisión Directiva. El River que queremos tiene que ver con la situación económica-financiera y con la manera histórica de jugar, que la Reserva juegue igual que la Primera, que se le dé una gran importancia a las divisiones inferiores, que siempre se resguarde la imagen del club. Esto no significa que nosotros nos metamos en el tema de la formación del equipo, algo que es responsabilidad de Ramón. Cada uno en su lugar. Ramón es el técnico; Enzo (Francescoli), el secretario técnico; y yo, el presidente. Yo no me voy a poner en entrenador y Ramón no se va a poner en presidente. Él lo entendió perfectamente.
-¿Cómo calificás tu relación con Ramón? Algunos hablaron de cierta frialdad, el domingo, cuando le entregaste la medalla?
-Sí, lo escuché y lo leí. No fue así, para nada. Al contrario: yo le pedí a la empresa que esponsorea el torneo entregarle especialmente las medallas a Ramón y a Cavenaghi. No sabés los abrazos que le di el día que le ganamos a Boca… Yo no conozco la casa de Ramón y él no conoce la mía, pero la relación es muy buena.
-¿Cómo se disiparon las dudas iniciales, que supuestamente eran mutuas?
-Durante la campaña electoral, nosotros nunca pensamos en echarlo. Alguien tiró esa versión y todos la repetían, no sé de dónde salió. Todos me hablaban que Ramón esto, que Ramón aquello, que su carácter, que sus modos… Desde la primera conversación, cuando le dije que el contrato que le había firmado Passarella era un disparate, me llevé bien. Comprendió rápido ese problema y aceptó bajar el dinero sin vueltas. Para sintetizarlo, nunca fui un anti Ramón Díaz.
-¿No le pusiste un plazo de tres partidos luego de la dura caída con Colón?
-Jamás hubo plazos. Sí reconozco que dije que River no podía jugar así, como también lo admitió él. Y como hincha, no como presidente, comenté que River no podía jugar con línea de tres atrás. Ahí, Ramón cambió el sistema y fue uno de sus grandes aciertos para llegar al título. Ramón tuvo muchos méritos en un montón de cosas. Dicen que no trabaja tácticamente y yo lo veo trabajar muchísimo.
-¿Su continuidad está plenamente asegurada?
-Para la Comisión Directiva, nunca estuvo en duda su continuidad. Esto no depende de un título o de un partido, sino del proyecto. Alguna vez puede haber cortocircuitos por el proyecto, pero jamás los va a haber por un planteo en la cancha.
-¿No se te pasó por la cabeza que se pueda ir él después de ser campeón? Ramón vivió muchas tensiones en el torneo.
-En ningún momento. En las charlas que tenemos, siempre hablamos del futuro, de la pretemporada, de los torneos que vendrán. En unos días, nos juntaremos para analizar el tema de los refuerzos.
-Justamente, ¿quién va a definir las contrataciones? ¿Ramón, Francescoli, la dirigencia?
-Saldrán por consenso, después de un debate. Por ahora no hay un solo nombre, aunque ya se hayan tirado algunos. También tenemos que ver, caso por caso, los 17 jugadores que regresan de sus préstamos. Entre ellos, Trezeguet y Mora.
-Por la situación económica, ¿el club está obligado a vender algún jugador?
-Sí, claro. Mejoramos mucho los ingresos, pero también hicimos un fideicomiso para llevar la deuda a un largo plazo, a un costo más bajo. Vamos a tener que vender jugadores por no menos de 100 millones de pesos. De todos modos, no queremos desarmar el equipo campeón. Si un puesto queda descubierto, lo solucionaremos tratando de generar un fondo de inversión para traer refuerzos sin gastar plata del club.
-Cuando asumiste, me dijiste que River estaba en coma 8. ¿Cómo está ahora?
-Hoy estamos en terapia intermedia. En los primeros días, me iba del club con dolor de pecho, con una angustia tremenda. Ahora tengo controlada esa angustia.
Dice que no quiere ninguna revancha con Passarella, pero que le han hecho una denuncia penal por administración fraudulenta.
“Acá no va a haber impunidad; la Justicia tendrá la palabra”.
Sostiene que esta dirigencia le cambió el humor al hincha y a los jugadores, “que estaban abandonados por Passarella; ahora hay armonía, tranquilidad, respaldo”.
Cuenta que “antes se hablaba del descenso; hoy, somos campeones de nuevo”.
Afirma que River necesitaba este campeonato como el del 75, después de los 18 años sin alegrías. Siente que “hicimos feliz a mucha gente”.
Y confiesa: “En el podio de las alegrías de mi vida, figuran haber formado una familia, la llegada de mis tres hijos y este título ganado”.
Fuente: Clarín