El fallo de la Cámara confirma la embestida judicial contra el Gobierno

Lo firmaron Farah y Ballestero, dos hombres que solían responder a la Rosada. La pelea con el fuero federal.
El duro revés que sufrió el Gobierno con el fallo que determinó la inconstitucionalidad del pacto con Irán es otro síntoma de la embestida de la Justicia federal contra la Casa Rosada, incluso de jueces que hasta hace poco respondían al Poder Ejecutivo.
El fallo de la Sala I de la Cámara Federal en lo Criminal y Correccional Federal fue firmado por Eduardo Farah y Jorge Ballestero, dos hombres que siempre fueron señalados como favorables a los deseos de la Rosada, pero que ahora son una muestra clara de cómo el kirchnerismo perdió el control del fuero.

LPO reveló que el oficialismo está sufriendo un duro embate de los jueces federales de primera instancia (algo que comenzó a gestarse el año pasado), ámbito durante años estuvieron congeladas -o pasaron al olvido- las causas más sensibles para los funcionarios.

El ejemplo más claro es el grupo que formó Rodolfo Canicoba Corral junto a María Servini de Cubría y Ariel Lijo, y al que se acerca Claudio Bonadío. Se trata de un proceso de reciclamiento natural de los jueces, que huelen como nadie el final del ciclo kirchnerista. Como si fuera poco, el Papa Francisco recibió a Lijo y le pidió que luche contra la impunidad de los delitos de corrupción.

Ese nuevo clima de época se trasladó también a la Cámara. Farah y Ballestero (junto a Eduardo Freiler) son recordados por haber confirmado el procesamiento de Mauricio Macri en la causa por las escuchas ilegales, en el año 2010.

Además, fueron quienes desplazaron al juez Daniel Rafecas de la causa Ciccone, un pedido que hizo el vicepresidente Amado Boudou para sacarse de encima al magistrado que lo tenía contra las cuerdas. El año pasado también cuestionaron al fiscal Jorge Di Lello por su investigación. «Esa sala es la sala de Jaime y de Schoklender”, les respondió Di Lello.

Farah y Ballestero también favorecieron repetidas veces a Ricardo Jaime, a quien le permitieron zafar de ir a prisión aunque no de sus procesamientos. El año pasado, el juez Bonadío pidió su captura, pero los camaristas revocaron esa decisión y el ex secretario de Transporte evitó ser el primer funcionario kirchnerista tras las rejas. También en 2013 anularon todo lo actuado de la Fundación Madres de Plaza de Mayo y la volvieron a foja cero.

Pero todo parece haber cambiado. Hace poco Farah fue uno de los que firmó con una llamativa rapidez la reapertura de la causa contra el número dos de Zannini, Carlos Liuzzi, por supuesto enriquecimiento ilícito.

Hoy, el camarista se refirió en duros términos al acuerdo con Irán y el intento del Gobierno de avanzar sobre la causa del atentado a la AMIA. «El Gobierno se excedió en sus facultades. Yo respeto lo que dice el ministro Alak pero en el caso concreto de una causa judicial, un tratado no puede invadir una causa judicial; no se puede convenir con otro Estado cosas que van a influir en la decisión del juez», afirmó en una entrevista con radio Vorterix.

«En definitiva lo que se hizo fue crear una comisión que tiene facultades similares al juez, con lo que se le saca funciones y por ende no tendría intervención el fiscal ni los familiares de las víctimas», agregó Farah, que suele tener un perfil muy bajo.

El desbande de los jueces y camaristas federales no sólo responde al cambio de época sino también a los problemas que el Gobierno ha tenido con los operadores judiciales.

Desde que La Cámpora comenzó a controlar el Ministerio de Justicia, Julián Álvarez dispuso que hombres de su confianza comenzaran a correr los pasillos de Tribunales, algo que en general era tarea de hombres con mucha más experiencia como Javier Fernández.

Franco Picardi, Juan Martín Mena y Ernesto Kreplak son ahora los encargados de llevar adelante esa tarea, aunque con pésimos resultados. El año pasado no lograron siquiera que los magistrados consideraran la «reforma judicial» y varias causas dormidas empezaron a reactivarse.

El fallo sobre el acuerdo con Irán también es muestra de eso. Mena, subsecretario de Política Criminal, estuvo ayer por la tarde tratando de revertir la decisión de Farah y Ballestero, pero no sólo no logró su cometido sino que los camaristas se encargaron de ningunearlo.

«No lo vi (a Mena) pero me parece bien que el Gobierno se interese del resultado de una causa de esta importancia, pero la decisión ya estaba tomada desde hace unos días», afirmó Farah, dejando en claro las carencias del Gobierno en este aspecto.
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