La UE amplia las sanciones a dos compañías de Crimea y 13 personas

La Unión Europa ha sancionado por primera vez a dos empresas por la crisis ucrania y por la decisiva intervención rusa en su desarrollo. Los ministros de Exteriores comunitarios han elevado esta mañana la presión sobre Rusia al incluir a 13 personas más en su lista negra y, como novedad, a dos empresas de Crimea expropiadas al cambiar la región de manos ucranias a rusas, según fuentes diplomáticas.

El alcance de las sanciones es algo inferior de lo que habían barajado los representantes de la UE en los últimos días. En las reuniones preparatorias, llegó a haber sobre la mesa más compañías –hasta cinco- a las que penalizar por su papel en la crisis, pero la necesidad de lograr la unanimidad de los Veintiocho ha reducido su alcance. También hasta ayer mismo había identificados 14 individuos para sancionar, pero la lista final incluye a uno menos.
Con la aparición de las primeras compañías, Bruselas admite el limitado alcance que ofrecía la llamada fase dos de las sanciones (prohibir visados para Europa y congelar activos de individuos considerados responsables de haber quebrantado la integridad territorial de Ucrania, así como de compañías directamente ligadas a ellos). De esa forma, la UE no podía penalizar conductas consideradas dañinas para Ucrania si no había un particular al que vincularlas. En la última semana, los representantes permanentes de los Estados miembros en Bruselas han acordado los correspondientes cambios jurídicos para permitir este cambio.

Con las 13 personas añadidas, la lista de vetados por la crisis ucrania (en su mayoría rusos y crimeos, ahora oficiosamente de la misma nacionalidad) asciende a 61 personas. Aunque la repercusión se limita a las personas afectadas, en la práctica la aplicación de sanciones de Europa y Estados Unidos y el escenario de incertidumbre que genera están dañando ya a la economía rusa, con fugas de capitales que rondan el 2,5% del PIB, caídas en el rublo y en la cotización de empresas rusas.

Bruselas sigue elevando la presión sobre el presidente ruso, Vladímir Putin, ante las dudas que le genera la pretendida suavización en el discurso mostrada en los últimos días. La UE impone más sanciones porque no cree que Moscú esté dando marcha atrás en su estrategia de desestabilizar Ucrania, pero no adoptará medidas más contundentes a menos que Putin dé un paso adelante en sus maniobras (por ejemplo, si no admitiese o boicotease las elecciones presidenciales del 25 de mayo o si realizase algún movimiento con las tropas rusas que hay desplegadas junto a la frontera ucrania).

Pese a todo, muchos países insisten en la necesidad de tener en el horizonte esa tercera ronda de sanciones (por ejemplo, restricciones comerciales o medidas centradas en sectores específicos que dañen de verdad a la economía rusa, aunque también a la europea) porque el comportamiento mostrado por Putin en toda esta crisis impide dar por acabada la fase más dura. “Es muy importante demostrar que estamos listos para esta tercera ola de sanciones dependiendo de la actitud de Rusia hacia las elecciones del 25 de mayo. Esto es lo más importante de todo”, ha asegurado esta mañana el ministro de Exteriores británico, William Hague.

A la espera de respuestas más contundentes, Europa se esfuerza por ver el matiz en cada una de las palabras del mandatario ruso. El presidente de la OSCE, el suizo Didier Burkhalter, ha puesto el foco este mediodía en el diálogo interno entre el Gobierno ucranio y las organizaciones civiles del país. “El mayor desafío para el diálogo en y sobre Ucrania es el tiempo”, ha añadido. Burkhalter también ha valorado el cambio en el tono del Gobierno ruso, que esta mañana ha afirmado “respetar” el resultado del referéndum de Donetsk y Lugansk. “Rusia habla de respeto y no de reconocimiento y esto es importante”, ha concluido.

El Gobierno ruso ha asegurado que respeta el resultado de las consultas de autodeterminación celebradas en las regiones de Lugansk y Donetsk. «En Moscú, contamos con que el resultado se plasme de forma práctica y de manera pacífica sin que se repita la violencia y a través del diálogo», ha afirmado el Kremlin, en un comunicado. Esos resultados son fruto del «hartazgo de la gente», según la interpretación del depuesto presidente de Ucrania Víktor Yanukóvich.

Desde Moscú, donde se encuentra exiliado desde su remoción del cargo, Yanukóvich advirtió hoy en un comunicado divulgado por medios ucranianos que Kiev ha pasado el punto de no retorno en el sureste ucraniano al enfrentarse a la población rusófona de Donetsk y Lugansk. «¿Por qué una mayoría absoluta de los habitantes del Donbas cuenca hullera fueron al referendo para dar su voto por cualquier forma de Estado que no fuera la que permite llamar a sus ciudadanos terroristas y matarlos impunemente? Porque el límite de la paciencia del pueblo ucraniano ya se ha superado», dijo Yanukóvich.

Al tiempo que castiga –con moderación- a Rusia, la UE intensifica su apoyo a Ucrania, muy dependiente ahora del apoyo exterior para sortear la quiebra económica y el marasmo político. El presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, ha viajado hoy a Kiev para reunirse con el primer ministro ucranio, Arseni Yatseniuk, que a su vez visitará mañana Bruselas para entrevistarse con la Comisión Europea. El club trata de ahuyentar el caos en el país vecino ofreciendo su apoyo al Gobierno de Kiev, aunque hasta ahora la capacidad de movilización de los movimientos prorrusos han demostrado ser mucho más efectistas.

Kiev considera a las consultas una «farsa» de Rusia

El presidente interino de Ucrania, Alexándr Turchínov, ha asegurado que los referendos celebrados este domingo en las regiones de Donetsk y Lugansk, son una «farsa» organizada por Rusia para desestabilizar Ucrania y derribar al Gobierno de Kiev.
En un comunicado, el mandatario ucranio ha subrayado que las consultas, en las que los electores se han pronunciado por una abrumadora mayoría a favor de la secesión de Kiev, no tendrá ninguna consecuencia jurídica en Ucrania, salvo la «responsabilidad penal para sus organizadores».
«Estos procesos están inspirados por la Federación de Rusia y son destructivos para las economías de las regiones de Donetsk y Lugansk y amenazan las vidas y el bienestar de las ciudadanos y tienen el objetivo de desestabilizar Ucrania, impedir las elecciones presidenciales y derrocar a las autoridades de Kiev», ha explicado.
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