Dos menores de edad que protagonizaron robos en 1 y 69 y 122 y 60, estuvieron a punto de ser linchados. Los vecinos aseguraron que “nadie hace nada” y se mostraron indignados por la facilidad con la que los delincuentes son liberados
El hartazgo de los vecinos frente a los recurrentes hechos de violencia que se viven en las calles de la ciudad es evidente. En la jornada de ayer, dos ladrones que protagonizaron dos asaltos diferentes estuvieron a punto de desencadenar la furia de los vecinos, a los que no les faltó ganas de hacer justicia por mano propia.
En la tarde de ayer un grupo de frentistas persiguió y detuvo a un joven que acababa de robar una bicicleta. Al menos unas cuatro personas mantuvieron cautivo al ladrón, un chico de sólo 17 años, mientras aguardaban el arribo de los efectivos de la fuerza.
Los vecinos persiguieron y redujeron al delincuente mientras intentaba darse a la fuga. Luego lo detuvieron hasta la llegada de los uniformados.
Fuentes policiales informaron que el asaltante habría recibido algunos golpes leves que, sin embargo, no le provocaron ninguna herida de consideración.
De acuerdo al relato de los testigos, el caco se acercó hasta una mujer que se encontraba en la esquina de 1 y 69, la golpeó y la arrojó al suelo. Luego se dispuso a huir en la bicicleta de su víctima, pero entonces la damnificada comenzó a gritar pidiendo ayuda.
Un joven que se encontraba a pocos metros del lugar escuchó las súplicas y reaccionó rápidamente: corrió detrás del asaltante y lo alcanzó antes que éste pudiera tomar velocidad y escapara del lugar.
Otro hecho en 122 y 60
Un segundo caso ocurrió en la madrugada de ayer, en un lavadero ubicado en 122 y 60. Allí, un menor que al parecer se encontraba bajo los efectos del consumo de estupefacientes, irrumpió en el comercio e intentó robar. Sin embargo dos empleados del lugar actuaron con velocidad, forcejearon con el ladrón y lo arrojaron al piso, donde lo retuvieron hasta la llegada de la policía.
Uno de los empleados explicó que el joven lo llamó y cuando él se acercó intentó amenazarlo para robarle. “No estaba armado y por eso forcejeamos y lo tiré al suelo. Entonces vino mi compañero y lo retuvimos hasta que llegaron los oficiales”, indicó uno de los trabajadores del comercio.
Algunos testigos informaron que en este caso el malviviente también habría recibido algunos golpes menores.
Tras los hechos, vecinos hicieron saber su indignación, dado que “nadie hace nada”, porque los ladrones “entran por una puerta y salen por la otra”. La frustración y la impotencia de los ciudadanos que se ven indefensos ante los violentos malhechores se puede manifestar de muchas maneras y, lamentablemente, los linchamientos son una de ellas.
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