El papa Francisco no se detiene en poner en su lugar a quienes han cometido actos de abuso sexual contra niños. Por eso advirtió que la Iglesia Católica no va a dar un paso atrás en la lucha contra estas acciones perpetradas por sacerdotes. Además no sólo fue firme sino que también aprovechó para pedir perdón abiertamente por esos casos.
“Tenemos que ser muy fuertes. Con los chicos no se juega”
La advertencia fue lanzada en un mensaje que dirigió a una delegación de la Oficina Internacional Católica de la Infancia (BICE, por sus siglas en inglés), nacida en tiempos de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) para promover la tutela de los niños.
«La Iglesia es consciente de este daño; es un daño personal y moral, cometido por hombres de Iglesia. Y no vamos a dar un paso atrás en lo que se refiere al tratamiento de estos problemas y a las sanciones que se deben poner”, añadió el pontífice.
«Hacerme cargo de todo mal»
El pontífice precisó que no habrá «un paso atrás en lo que se refiere al tratamiento de estos problemas y a las sanciones que se deben poner».
«Tenemos que ser muy fuertes. Con los chicos no se juega», exclamó el papa.
Francisco interrumpió un discurso que tenía preparado para improvisar algunas palabras en las que pidió perdón por el mal perpetrado por sacerdotes a niños.
«Me siento interpelado a hacerme cargo de todo el mal que algunos sacerdotes, bastantes, bastantes en número, no en comparación con la totalidad (han hecho). (Quiero) hacerme cargo de pedir perdón del daño que han hecho por los abusos sexuales de los niños», afirmó el papa en español.
Después prosiguió su discurso a la delegación de la Oficina Internacional Católica de la Infancia (BICE), a la que recibió en el Vaticano, explicando que «en una sociedad bien constituida los privilegios sólo deben ser para los niños y los ancianos, porque el futuro de un pueblo está en manos de ellos».
«Los niños porque ciertamente llevarán adelante la fuerza de la historia. Los ancianos porque son la sede de la sabiduría de un pueblo y tienen que aportar esa sabiduría», agregó.
El Papa defendió también el derecho de los padres a asegurar para sus hijos una educación religiosa y expresó su rechazo a todo tipo de experimentación educativa con los niños, porque con ellos “no se puede experimentar”.
“Los horrores de la manipulación educativa que hemos vivido en las grandes dictaduras genocidas del siglo XX no han desaparecido; conservan su actualidad bajo ropajes diversos y propuestas que, con pretensión de modernidad, fuerzan a caminar a niños y jóvenes por el camino dictatorial del pensamiento único”, constató.
Sostuvo que trabajar por los derechos humanos supone saber responder a los problemas y desafíos que plantean las culturas contemporáneas y la mentalidad difundida por los medios de comunicación social.
Con información de Efe y Notimex.
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