Puso a Aued y a Vietto, quienes armaron el golazo de la victoria de un equipo sin luces.
A Reinaldo Merlo se le pueden discutir muchas cosas (los planteos tácticos, lo mezquino que suele ser, las posiciones que les inventa a los jugadores), pero en los últimos dos partidos tuvo un mérito clave: acertó a la hora de realizar los cambios. En la fecha pasada, lo puso a Gastón Campi, quien anotó el gol del agónico empate 3 a 3 ante Estudiantes. Y ayer los hizo ingresar a Luciano Aued (por Francisco Cerro) y a Luciano Vietto (por Gabriel Hauche) y entre ambos armaron la jugada del gol que le permitió ganar a Racing en Liniers después de doce años.
Vietto anotó su tercer gol en el torneo e igualó a Sebastián Saja como goleador del equipo. Y con esa conquista del juvenil delantero, Racing cortó también otra racha: además de ganar en el José Amalfitani por primera vez desde el Clausura 2002 (un 2 a 0 en noviembre de ese año), obtuvo su primer triunfo como visitante en el torneo Final. Venía de cuatro derrotas consecutivas fuera de Avellaneda y de un empate.
Con su gol, Vietto le dio vida a un equipo que no transmite nada. El resultado le dejó una enorme sonrisa a Racing, pero es algo que de ninguna manera refleja su realidad. Porque se llevó los tres puntos de Liniers y se fue con la valla invicta, pero el equipo jugó mal y defendió del mismo modo. Aunque suene exagerado decirlo, Racing no hace casi nada bien. Y si ayer celebró una victoria fue por la impericia de Vélez en la definición y porque Saja respondió y se mostró sólido cada vez que lo exigieron.
Da la sensación de que Racing no es un equipo en formación, sino un equipo en deformación permanente. Merlo no repite nunca la formación por diferentes circunstancias (lesiones, suspendidos o cambios tácticos), y su filosofía se sobrepone a las características de los jugadores.
Mostaza no tiene ningún pudor en defender con una línea de cinco futbolistas de los cuales cuatro son marcadores centrales. Matías Cahais jugó de lateral izquierdo, en la zaga estuvieron Pablo Alvarado y Yonatan Cabral, Esteban Saveljich a la derecha de ellos y José Luis Gómez todavía más abierto.
Eso es Racing hoy: un equipo sin una identidad de juego definida. Tiene una de las vallas más vencidas del campeonato (le hicieron 16 goles, al igual que a Belgrano). Y su búsqueda ofensiva no es ni frecuente ni clara.
Con el triunfo de anoche, al menos, logró salir de ese último puesto que tan incómodos hacía sentir a sus hinchas. Y además sumó tres puntos valiosos para ese promedio que también inquieta a su gente. Con sus doce puntos, ahora dejó atrás a Arsenal, a Tigre y a Quilmes, e igualó la línea de Belgrano, Argentinos y Boca. No es poco si se tiene en cuenta que se llevó demasiado premio de Liniers.
Fuente: http://www.clarin.com/