MOSCU, (ANSA)- Moscú le declaró formalmente la guerra energética a Kiev, luego de la anexión de Crimea, mientras la OTAN levantó el tono suspendiendo «cualquier cooperación práctica, civil y militar, con Rusia».
El director general del grupo energético ruso Gazprom, Alexiei Miller, puso fin al descuento de un tercio del precio del gas acordado en diciembre pasado en el marco de un plan vasto de ayuda financiera rusa por 15.000 millones de dólares, a cambio de la renuncia del entonces presidente ucraniano, Viktor Ianukovich a firmar un acuerdo de asociación con la UE.
Oficialmente, el motivo que esgrime Gazprom es la falta de pago de la deuda de Ucrania por la provisión de metano, que llega a 1.700 millones de dólares.
El costo del metro cúbico de gas ruso sube ahora de 268 a 385,5 dólares.
Empero, en los próximos días pasará a cerca de 400 dólares, una de las tarifas más altas aplicadas a los países europeos, donde la media es en torno a los 370-380 dólares.
Por su parte, el Senado ruso aprobó hoy la cancelación de los acuerdos de 2010 con Ucrania, que preveían un descuento de 100 dólares cada 1.000 metros cúbicos para la extensión del contrato de alquiler de 2017 a 2042 de la base naval de Sebastopol, ciudad ya anexada a Rusia junto al resto de Crimea.
También agrava el riesgo de un estrangulamiento financiero de Kiev el reclamo ruso -reiterado hoy por el viceministro de Exteriores, Grigori Karasin, de restitución 11.000 millones de dólares del descuento anticipado sobre el gas vinculado a los mismos acuerdos de 2010.
Actitudes que podrían frustrar, al menos en parte, los esfuerzos financieros de la comunidad internacional para salvar a Ucrania de la bancarrota, a partir del préstamo de entre 14.000 y 18.000 millones de dólares concedido por el FMI.
Por ahora, Ucrania puede consolarse sólo con el aumento de 10% de las tarifas al tránsito del gas ruso, como lo prevé un contrato de 2009.
Pero antes del próximo invierno deberá encontrar, junto a Europa, formas de aprovisionamiento energético alternativas, para evitar que la guerra del gas traiga nuevas interrupciones en la provisión energética.
El premier británico David Cameron incitó hoy a Europa a buscar vías alternativas de aprovisionamiento energético.
Durante una reunión con su colega italiano Matteo Renzi, en Londres, Cameron afirmó que todo el continente tiene interés en ser menos dependiente de Rusia.
«Se precisa construir nuevos gasoductos y nuevas interconexiones europeas para el transporte de gas si bien, admitió, tenemos conciencia de que se precisará mucho tiempo».
Moscú demuestra así que puede ejercer varias opciones para «pilotear» la crisis ucraniana: desde la militar a la energético-financiera, hasta el patronato de los ocho millones de rusos que viven en las regiones sur orientales de Ucrania.
En tanto, Kiev le quitó hoy a Moscú uno de sus principales argumentos: el parlamento ucraniano aprobó el desarme de los grupos paramilitares nacionalistas de extrema derecha que participaron en la protesta filo europea y que todavía controlan el centro de la capital.
La gota que hizo rebalsar el vaso fue la balacera ayer entre las barricadas de la plaza Maidan, que concluyó con tres personas heridas, entre las cuales el vicealcalde de Kiev.
El protagonista de esta enésima ilegalidad fue un joven de Pravi Sektor, que luego de refugió en un hotel usado como cuartel general de esa organización de extrema derecha, rindiéndose sólo a la mañana a la policía con todos sus compañeros.
Además, la Rada autorizó maniobras militares conjuntas este año con países de la OTAN, entre los cuales Estados Unidos, en una jugada que podría irritar al Kremlin,aunque fuentes de la alianza atlántica se apresuraron a decir que «ningún ejercicio es en la esfera de la OTAN».
También Francia y Alemania consideran que la alianza debe «evitar provocaciones» y «no dar pretextos a Moscú para una escalada posterior».
Los ministros de Exteriores de la Organización del Atlántico Norte decidieron también «intensificar la cooperación» con Ucrania y acordaron «aplicar medidas inmediatas de largo plazo para reforzar su capacidad de proveer a su propia seguridad».
Y decidieron que la OTAN elabore planes para reforzar la respuesta de autodefensa en los países bálticos y este-europeos.