La presidenta electa de Chile, Michelle Bachelet, quedó enfrentada hoy (5 de febrero) a un complejo escenario, después de ceder a presiones del movimiento estudiantil en la estructuración de su equipo de gobierno. «La futura reforma educacional tiene que contar con la participación y deliberación del movimiento social», desafió incluso el diputado Giorgio Jackson, líder de las protestas estudiantiles de 2011 y de la colectividad independiente Revolución Democrática. Las palabras de Jackson, un joven de 27 años, no fueron objetadas desde el entorno de Bachelet y contaron con el respaldo de la también diputada Camila Vallejo, otra ex dirigente estudiantil. «Como futuro gobierno nos comprometimos a impulsar una profunda reforma educacional, quienes la implementen deben estar comprometidos en el decir y hacer», ahondó la líder comunista y aliada de Bachelet. La crisis, cuyo telón de fondo son las protestas convocadas por los estudiantes para marzo luego del ascenso de Bachelet al poder, estalló cuando la líder socialista nombró como su futura viceministra de Educación a la demócrata cristiana Claudia Peirano. Esta economista, que este lunes dimitió anticipadamente a su cargo, es una opositora a la idea de que en Chile exista educación pública gratuita, principal demanda estudiantil y promesa de campaña de Bachelet. La presidenta electa, tras respaldar a Peirano públicamente, al final aceptó su salida y la reemplazó con la independiente Valentina Quiroga. «Buena decisión!», aprobó Jackson en Twitter. Pero no todos fueron tan benévolos. «Confunden las señales que está dando el futuro gobierno respecto a qué es lo que pretende en educación», fustigó la presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, la anarquista y estudiante de medicina Melissa Sepúlveda. El traspiés, que se ve empeorado por la existencia de denuncias judiciales contra otros dos futuros viceministros de Bachelet, provocó críticas al equipo político, responsable de apoyar a la mandataria electa en la conformación de su gabinete. «Todos los caminos conducen a (Rodrigo) Peñailillo», tituló incluso el diario electrónico «El Mostrador», en alusión al histórico jefe de gabinete de Bachelet, ungido desde hace una semana como su futuro ministro del Interior. «Ha existido desprolijidad en los nombramientos», reclamó además el presidente del Partido Socialista, el diputado Osvaldo Andrade, ex ministro de Bachelet entre 2006 y 2010, en su primer gobierno. Pero el problema no son los errores no forzados, sino lo que simboliza que un presidente sea empujado a cambiar su gabinete antes de asumir por presiones sociales, como deslizó el propio Andrade. «Entiendo que siempre hay que escuchar y con la mejor disposición, pero también hay que asumir el rol que a uno le corresponde y, en consecuencia, hay que encontrar la política más adecuada, si no uno resigna su propio rol», advirtió. Bachelet, silenciosa hasta ahora, asumirá el poder el 11 de marzo contando con mayoría en ambas cámaras del Congreso. No obstante, políticos, estudiantes y medios anticipan que su negociación más difícil será con la «bancada estudiantil», el movimiento que lideran Jackson y Vallejo en el Congreso y otra treintena de líderes estudiantiles desde agrupaciones universitarias y secundarias. La primera prueba será el 22 de marzo, fecha de la marcha estudiantil inaugural del año, jornada en que los jóvenes esperan movilizar a unas 150.000 personas en las calles, en demanda de educación pública, http://www.elcomercio.com