Hollande y el extraño apartamento de la Rue du Cirque

HollandeEl piso donde el presidente se veía con su amante está relacionado con la mafia corsa. Los paparazzis que robaron las fotos alquilaron un inmueble cercano para realizar su trabajo. Los agujeros en la seguridad del Estado suscitan dudas sobre el papel de Valls y Sarkozy

François Hollande, el presidente normal, se ha convertido en un presidente demasiado normal. La revelación de que el jefe del Estado se veía con la actriz Julie Gayet en secreto, al margen de su relación con Valérie Trierweiler —hospitalizada desde el viernes en una clínica de París por un «ataque de tristeza», según la definición de un portavoz del Elíseo—, se ha ido complicando con las horas y ha pasado de lo privado a lo público colocando a Hollande en una situación política muy difícil. El apartamento de las citas galantes, situado en la Rue du Cirque, número 20, a dos calles del palacio del Elíseo, está relacionado con el grupo Brisa de Mar, uno de los más violentos de la mafia corsa. Los fotógrafos que robaron las imágenes del presidente ante la puerta alquilaron un piso enfrente para poder trabajar. Nadie lo impidió. El agujero en los servicios de seguridad del Estado lleva a algunos observadores a afirmar que Manuel Valls, el ministro del Interior, más amigo de Trierweiler que del presidente, ha traicionado a su jefe.

El nido de amor clandestino de la Rue de Cirque tiene detrás una historia inquietante. Su propietario es un inocente jubilado de 71 años, Jean-Pierre Discazeaux, que vive en Biarritz, y que en 2011 alquiló el piso a la actriz Emmanuelle Hauck, nacida en Bastia, quien a su vez se lo prestó a su amiga Julie Gayet, la amante de Hollande, mientras esta realizaba obras en su estudio de la cercana rue Fauburg-Saint-Honoré.

El problema es que Hauck estuvo casada hasta hace seis años y tiene seis hijos con el actor corso Michel Ferracci, protagonista de la serie televisiva Mafiosa, condenado en noviembre pasado a 18 meses de cárcel por abuso de confianza en el proceso del Círculo Wagram, una timba clandestina parisiense de altos vuelos de la que Ferracci era director y que mantenía estrechos lazos con la banda Brisa de Mar, un grupo mafioso muy bien implantado en el Hexágono.

Después de separarse de su marido hace seis años, Michel Ferracci, la actriz Emmanuelle Hauck se emparejó con otro corso, un tal François Masini, que fue asesinado a balazos el 31 de mayo de 2013 durante un ajuste de cuentas en el norte de la isla mediterránea.

Estas informaciones suscitan numerosas dudas. En primer lugar, sobre la imprudencia de Hollande, que ha expuesto la función presidencial a un gran embrollo sentimental y se ha visto inmerso, aunque sea de forma indirecta y fortuita, en una red ligada a la mafia corsa. En segundo lugar, sobre la seguridad del jefe del Estado y su protección. Según escribe el diario digital Mediapart, que anticipó anoche la noticia, si el ministro del Interior no sabía nada de todo eso, pecó de incompetencia, y sí lo sabía, parece razonable dudar de su lealtad hacia Hollande.

Manuel Valls ha rechazado tener alguna responsabilidad en el asunto, y ha comentado a Le Monde y a Mediapart que el Grupo de Seguridad de la Presidencia de la República (GSPR), dirigido por la comisaria Sophie Hatt, «dispone de una absoluta autonomía de funcionamiento». El ministro ha añadido que «no estaba al corriente de los desplazamientos del presidente»: «Si decide ir a algún sitio, es su responsabilidad», ha dicho.

Valls afirma que conoció los detalles de la historia el domingo por la noche, y culpa implícitamente a Hollande de haber cometido una imprudencia: «Esto no es Estados Unidos: si un ministro o un responsable político decide no aceptar un dispositivo de seguridad, no se le impone hacerlo». Valls reformó el servicio de seguridad del Elíseo: nombró gendarmes para esa tarea y suprimió 106 escoltas. Según afirma, «la seguridad del presidente en este affaire no se ha visto amenazada».

Fuentes del Elíseo afirman que Hollande ha visitado el apartamento una docena de veces desde el otoño de 2013, y que llegaba hasta la Rue du Cirque como pasajero en una moto perteneciente a la flota del Elíseo conducida por un miembro de su escolta. Un segundo escolta les acompañaba. Ninguno de ellos investigó el pasado de la inquilina del apartamento, ni sus lazos con individuos corsos de perfil tan dudoso, dice el Elíseo. Tampoco supieron que los paparazzis que robaron las fotos al presidente habían alquilado un piso cercano para hacer el reportaje que el viernes publicó la revista Closer. Según la presidencia francesa, Hollande nunca tuvo conocimiento de los lazos existentes entre Hauck y la gran delincuencia corsa.

¿Hay una mano negra detrás de la publicación de los amoríos de Hollande? La pregunta inquieta en el palacio presidencial, que sospecha abiertamente del entorno del anterior mandatario, Nicolas Sarkozy. En los últimos meses, los rumores sobre la relación secreta del presidente han sido aventados por varias redes muy cercanas al expresidente, que mantiene influyentes apoyos en la cúpula policial y en el propio servicio de seguridad del Elíseo. En diciembre, Closer publicó la exclusiva de que uno de los hijos de Valérie Trierweiler había sido detenido por posesión de una china de hachís. Según Le Monde, la pareja, o expareja presidencial, vio en ese asunto «la acción de las redes subterráneas de Sarkozy».

El gran culebrón francés de 2014 no ha hecho más que empezar.

Fuente: El País