El ministro reunió a fin de año a un grupo de académicos para analizar la economía. Le reprocharon que no implemente los ajustes necesarios. También cuestionaron que siga con las políticas de Moreno. Las duras expresiones de Eduardo Basualdo.
El ministro de Economía, Axel Kicillof, continúa desorientado y con baja capacidad de decisión ante el avance de la crisis. Pocos días antes de fin de año convocó al Palacio de Hacienda a economistas heterodoxos, que respeta, para hablar sobre cómo ven la marcha de la economía.
Se trata de reuniones que suele realizar con académicos que provienen de centros de pensamientos heterodoxos como Flacso o Aeda, entre otros.
En la reunión estaban presentes respetados economistas como Alejandro Rofman, especialista en economías regionales y Eduardo Basualdo de Flacso, ex director de YPF por decisión de Kicillof, hasta que renunció en repudio al acuerdo con Chevron. También participó del encuentro el economista Ricardo Aronskind.
En esta última reunión de análisis del año, Kicillof sumó a Nicolás Arceo, un economista que logró ubicar en el directorio del Banco Nación.
Se trata de gente que en general ha respaldado en trazo grueso la política económica del kirchnerismo y que tiene relación directa con el ministro de Economía.
Sin embargo, el diagnóstico que enfrentó Kicillof fue desolador. El más duro fue Basualdo –economista preferido de Horacio Verbitsky- que volvió a cargar contra sus dos obsesiones: El régimen especial de Tierra del Fuego y la industria automotriz.
“Ustedes siguen diciendo que tienen un programa de sustitución de importaciones y de desarrollo industrial, pero sabés que eso no es verdad”, le dijo Basualdo. “La industria automotriz se basa casi íntegramente en componentes importados y lo de Tierra del Fuego es un disparate que le cuesta al país 7.000 millones de dólares por año y tiene cero producción nacional”, agregó el economista de Flacso.
“Mientras sigan tirando plata así y no hagan un cambio estructural esto no se va a solucionar”, agregó el economista.
Un mensaje similar, pero más matizado escuchó de las otras voces. En general sus interlocutores insisten en que “ya en el 2011 le dijimos a Axel que lo de Tierra del Fuego era una catástrofe y había que desarmarlo”. Y le reprochan su incapacidad para tomar decisiones difíciles.
Sin embargo, estos interlocutores si bien comparten el diagnóstico de Basualdo respecto a deficitaria industria automotriz, reconocen que “al menos genera empleo, no como lo de Tierra del Fuego que apenas explica 13 mil puestos de trabajo”.
Básicamente, lo que se discute en ese grupo es cómo hacer un “ajuste heterodoxo”, porque nadie duda que el Gobierno tiene que ajustar. Y cuestionan a Kicillof por su falta de coraje para concretarlo.
“Hasta ahora, lo único que se hizo fue continuar con las políticas de Moreno, tratando de darle un marco “institucional”, se lamentan.
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