Las rutinas secretas de Angel Cabrera antes de los torneos

golfEl Pato disfruta en su Córdoba natal; el asado, las milanesas, las pastas y las salsas son su especialidad culinaria; en 2014 deberá tomar una decisión respecto de su lesión en el hombro izquierdo; «Tarde o temprano me voy a tener que operar», admite

CORDOBA.- Cada vez que vuelve a su tierra, Angel Cabrerase descontractura. Durante estos días, en la cita donde actúa como anfitrión -el Angel Cabrera Classic-, aprovechará para juntarse con sus amigos de su época de caddie y recordar anécdotas de hace 30 años. Si en los Estados Unidos vive alerta a cada detalle dentro y fuera de la cancha, aquí se entrega a un ritmo manso porque sabe que todo fluye más naturalmente. «Cuando vengo a Córdoba se me pasa todo. Estoy en mi hábitat, duermo en mi cama y me libero de las presiones», jura. Es el aire que respira, son los valles cordobeses en el horizonte lo que le transforman su ánimo y le llenan el alma. Es otra persona. Más todavía por el reciente nacimiento de Delfina, hija de Angelito, que lo convirtió en abuelo por partida doble tras la llegada de su primera nieta, Agostina, la hija de Federico.

Cabrera rompe el molde porque está muy aferrado a las rutinas, a la estructura, a la cuestión metódica, características no tan comunes de alguien con un pasado de caddie. Demuestra esa disciplina toda vez que participa en un torneo del PGA Tour. El procedimiento más común es alquilar una casa cercana al escenario del certamen y su preocupación es mantener todo bajo control, como si se tratara de su hogar de familia. Se ocupa de que su espacio esté siempre limpio, de guardar cada elemento en su lugar, de doblar prolijamente sus remeras y pantalones, de controlar el termostato, de cerrar y trabar las ventanas antes de emprender cada vuelta de golf, de que el auto en el que se traslada al torneo ya tenga nafta para partir hacia el campo al día siguiente. «Me acostumbré; el golfista pasa mucho tiempo solo y semana tras semana hay que estar con la valija encima». Uno de sus placeres es cocinar, y para ello elige él mismo los productos que compra en el supermercado más próximo a la sede del certamen. El asado, las milanesas, las pastas, los guisos y las salsas son su especialidad culinaria. Se toma su tiempo para picar la verdura y quiere que los comensales solo se entreguen a los sabores de la buena mesa.

Cada bolsillo de su bolsa de palos guarda elementos específicos: zapatos, pelotas, tees, el anillo, la billetera, el Ibuprofeno, curitas y cintas
Son años ya de mecanización de rutinas al lado de su instructor, el texano Charlie Epps, y su manager Manuel Tagle (h.). Asimismo, el Pato posee una propiedad en Houston que le sirve como centro de operaciones y que tiene cuatro dormitorios, más un quincho con asador y pileta.

El mismo día que llega al torneo ya guarda las pelotas marcadas en su locker del vestuario. Y cada bolsillo de su bolsa de palos guarda elementos específicos: zapatos, pelotas, tees, el anillo, la billetera, el Ibuprofeno, curitas, cintas, etc. Nunca altera la ubicación de las cosas. Y así como es exigente consigo mismo, también lo es con el staff que lo acompaña: coach, manager, caddie, abogado, asesor impositivo. Se comunica con ellos y con la gente en general de una manera llana, directa, sin segundas lecturas y mirando a los ojos. El mensaje llega claro a su interlocutor, indudablemente. El Pato es un radar que funciona todo el día sin descanso, y esa actitud de permanecer alerta se advierte también cuando camina el campo, atento siempre a los movimientos de los grupos y al ritmo de juego.

Este año, el hombre de Villa Allende estuvo a punto de ganarse un lugar en el Salón de la Fama del Golf; si la pelota se hubiese corrido unos milímetros al hoyo en el desempate del Masters ante Adam Scott, habría abrazado la gloria por tercera vez en Majors. Ahora, el panorama es otro. No la tendrá fácil en 2014, ya que deberá salvar la tarjeta del PGA Tour después de mucho tiempo y tomar una decisión respecto de su maltrecho hombro izquierdo.

Cabrera padece una lesión del labrum posterior, un cartílago que está alrededor de la articulación del hombro. Los golfistas, pesistas y lanzadores de beisbol son especialmente propensos a este inconveniente físico, que sobreviene producto del desgaste de los años de competencia. Los médicos ya le informaron al Pato que no es posible curarse solo; en condiciones ideales hay que coser el cartílago y volver a ponerlo en su lugar, una operación que implicaría un total de seis meses fuera del golf. Tal como está el Pato hoy, su lesión no se empeorará ni mejorará. La alternativa es un tratamiento de fisioterapia, con la expectativa de que se fortalezca la zona y se evite la operación. La estadística indica que la fisioterapia para atenuar esta lesión surte efecto en sólo dos de cada ocho casos. La estrategia es arrancar con este tratamiento la semana que viene y ver cómo evoluciona. Todo sea por mantenerse vigente en el tour y, eventualmente, pedir una exención médica a futuro. Hay que aprovechar estoy buenos años de inspiración. «La fisioterapia me puede ayudar para arrancar 2014 más preparado, pero yo sé que tarde o temprano me voy a tener que operar. Ya me lo dijeron los médicos en Houston y en Córdoba», señala el Pato, que tiene una preferencia clara: «Yo quiero jugar el Masters, tendremos que sentarnos a armar el calendario de torneos. Lo bueno es que el hombro me dolió sólo el viernes pasado, durante tres o cuatro hoyos del Abierto en Nordelta. Vamos a ver». Se aproxima el momento de las grandes decisiones..

Fuente: Cancha Llena