Macri y el final de Cristina

El jefe de gobierno porteño emergió triunfante de la crisis. La oportunidad de conducir la centroderecha. La Policía Federal ante un plan que puede desmantelarla.
Si bien eran pocos aquellos que creían que Mauricio Macri podría revertir la maniobra urdida por el kirchnerismo, el jefe del PRO logró sin duda hacerlo. Contando con un buen asesoramiento, pudo seguir paso a paso el proceso iniciado poco antes de que se concretaran las ocupaciones. Sin duda hubo un buen sistema de inteligencia e información que determinó la estrategia que finalmente revirtió el objetivo de la Casa Rosada. Esto coloca a Mauricio Macri en posición de poder representar a un amplio y tal vez mayoritario espectro ideológico de centro y derecha, a pesar de que él mismo es reacio a aceptar estas circunstancias. Curiosamente, el jefe del PRO no quiere reconocer que su público electoral ofrece estas características. Así, cayeron como un balde de agua fría tres hechos salientes de la trayectoria macrista de los últimos tiempos: en primer lugar, abandonar a Luis Patti a los manejos revanchistas de la izquierda que le quitaron la banca y lo llevaron a prisión. Segundo, no haber vetado la ley de matrimonio homosexual y, por último, y sin necesidad alguna, haber rendido homenaje a la comisión especial que juzgó y sentenció, contraviniendo las normas constitucionales más claras y contundentes, a las juntas de comandantes del gobierno militar. Macri no tenía necesidad alguna de hacer esto último y, si con relación a los dos puntos anteriores hubiera actuado en consecuencia, otra sería la expectativa política que giraría en torno de su persona y de quiénes serán, en definitiva, sus candidatos para el 2011.

Curiosamente, Macri ha sucumbido a la creencia en la propaganda que trata de afirmar lo que da en llamarse el pensamiento único o las ideas políticamente correctas, cuando más allá de las encuestas la realidad dice otra cosa.

Si por el contrario corrige el guión de sus próximos discursos, las expectativas serán muy distintas pues es innegable que, además, el macrismo, tal como aparece hoy en día, tiene un contenido popular susceptible de ampliarse.

Como jefe político del segundo distrito electoral de la Argentina, debería buscar una alianza en la provincia de Buenos Aires -el primer distrito- que sea representativa. Hoy día esto podría convertirse en una perspectiva evidente de triunfo y reversión del incierto rumbo que transita la República. Por cierto pensamos asimismo en la figura de Eduardo Alberto Duhalde, cuyas propias perspectivas se han ampliado frente a dos circunstancias propias y palpables. Una de ellas nos dice del alto nivel de degradación del que han dado muestra la casi totalidad de los políticos que parecen vivir en la estratósfera frente a las actuales circunstancias. El otro punto es, precisamente, el virtual estado anárquico en el que se encuentra el gobierno del kirchnerismo, situación que tenderá a profundizarse en los próximos días por diversos factores concurrentes. Así, podemos mencionar el alto grado de inflación en materia de alimentos, que ya superó los 40 puntos, la grave situación que en plena cosecha y la siembra de la gruesa ya provoca la falta de combustible que ampliará el descontento con motivo de las fiestas de navidad y fin de año. Conviene decir dos palabras sobre esto último y así vemos que se intenta ocultar que en las dos provincias petroleras más importantes continúa un estado de rebelión sindical que, prácticamente, ha dejado al país sin petróleo crudo para ser destilado. Las próximas horas nos dirán si esto continúa y dejamos a nuestros lectores que saquen las conclusiones del caso. El otro factor es el de la inseguridad pública, que soportará una nueva carga negativa con lo que parece que será el proyecto que dirige Nilda Garré. El mismo sería similar al seguido en los últimos años para con las Fuerzas Armadas. Comenzar a destrozar la Policía Federal en estos momentos parece suicida pero así son las cosas en este gobierno. Sólo nos queda por mencionar, y sin que lo dicho sea excluyente, otros dos temas importantes. Uno es el estado de salud de la presidente, que está sometida a diversas medicaciones, especialmente ansiolíticos y, por último, las disidencias internas que corroen a su gobierno. El foco actual de este conflicto interno se da entre los que aceptan y rechazan la creciente influencia del agente de inteligencia Horacio Verbitsky, cuyos objetivos son relativamente desconocidos, aunque tan certeros como lo que parece ser la evolución de la crisis que afecta a la presidencia de Cristina Fernández.

Fuente: Por Carlos Manuel Acuña para el Informador Público