Declara Liliana Inés Bargas, la ex prefecta acusada de matar a su vecina porque le molestaban sus perros

Liliana BargasLa principal sospechosa de haber matado a Carmen Zorzoli, la mujer a la que había recriminado por el olor y los ruidos que producían sus 15 mascotas, está siendo trasladada para comparecer ante la justicia

Liliana Inés Bargas, la mujer acusada de asesinar a su vecina Carmen Aurora Zorzoli, que le había recriminado el olor y los ruidos que producían sus 15 perros, declarará esta mañana ante la justicia.

La acusada, de 62 años, fue capturada el domingo a la madrugada cuando caminaba por la avenida Santa Fe, a la altura de Fray Justo Santa María de Oro. «Se equivocaron de persona, yo soy una analista de sistemas de la ciudad de Rosario», les habría dicho a los policías que la detenían, al tiempo que mostraba una cédula de identidad a nombre de Lorena Salerno, de 36 años.

Una vez en la comisaría, se le pidió que exhibiera sus elementos personales. Dentro de la cartera llevaba un DNI a nombre de Liliana Bargas, sin foto, resúmenes de cuentas de teléfono, tarjetas de crédito, luz y gas, y una denuncia por amenazas que ella misma había realizado contra Zorzoli.

Bargas, que vivía con su madre, está acusada de haber asesinado a Zorzoli, de 41 años, de tres disparos, dos en la cabeza y uno en el tórax.

CÓMO FUE EL ASESINATO

El hecho ocurrió el jueves pasado por la noche, en la puerta de la casa situada en Darwin 720, de Villa Bosch, donde se generó una discusión entre Bargas y Zorzoli.

Según los voceros, la vecina le recriminó a Bargas el estado de abandono, suciedad y olor que salía de su casa, donde tiene más de 15 perros que, según los habitantes del barrio, son agresivos, atacan a otros y hasta se «comieron a otros animales» del barrio.

En medio de la discusión, que según los habitantes del barrio fue una de las tantas que Bargas mantenía con los vecinos -todos indignados por el mismo asunto de los perros-, ésta extrajo un arma calibre .22 y asesinó a Zorzoli de tres balazos, dos en la cabeza y uno en el tórax..

Fuente: La Nación