Apareció el Inter verdadero. Con Zanetti y Milito intratables, el equipo del apuntado Benítez barrió al Seongnam y va por el Mazembe, verdugo de su tocayo brasileño.
La excusa, ese salvavidas siempre tan a mano de los protagonistas, se torna válida en casos como éste… O sea, si perdí y digo que perdí por causa de A y cuando A se revierte gano, mis reparos habrán sido justificados.
Es decir: tras este 3-0 del Inter al Seongnam coreano habrá que darle esa derecha al pobre Rafa Benítez. El entrenador español anda manejando al Fórmula 1 que dejó Mourinho en el Inter bajo la sombra que aún proyecta Mou desde Madrid. Y ya, en casi media temporada, tantos banquinazos pegados en Champions y, sobre todo, en la Serie A, prácticamente le impusieron la lógica de campeón o a la calle para este Mundial de Emiratos. Pero era válida su excusa: al Neroazzurro lo pauperizaron las lesiones en serie (más de 20 casos de problemas musculares) y recién ayer, después de mucho, pudo presentar un 11 casi ideal (Samuel es el único que queda con una lesión de largo término). Volvían Chivu, Diego Milito (ambos ausentes desde el 14/11) y Sneijder, que tuvo una lesión muscular a principios de mes…
Y si el Inter llegó con fantasmas propios, la víspera le cargó otros cuantos más. Ver al Mazembe congoleño cacheteando al Internacional de Porto Alegre le dio lugar a más dudas. Sin embargo, éste, el de Milán, demostró ser el verdadero Inter. Rearmadito, se pareció bastante más al de la final de Madrid (claro, aún lejos de ser una copia fiel) y no al que va 7° en el torneo, a 13 puntos del Milan, y liquidó a un rival que apenitas mostró la buena pegada del Mao Molina. Claro, sufrió a tono con estas épocas el Inter. Porque al minuto de juego nomás, Sneijder se resintió de su lesión y debió salir. Pero el pánico duró poco: al ratito, un mal rechazo de un defensor del Seongnam tras una jugada de Milito dejó solo a Stankovic para definir. Fue el anuncio de un partido resuelto con sello argentino. Porque a los 32’ llegó el gol de la tranquilidad, la joyita de la noche de Abu Dhabi: Zanetti llevaba la bola dominada y Milito le marcó la diagonal para el pase. Pupi se la puso justa y el Principito, genial, devolvió la pared de taco, dejando al capitán solo para definir con el empeine al palo derecho de Jung, el arquero coreano del Mundial. Después, Milito selló el pase a la final con un gol de rebotero.
Stankovic, Pupi, Milito y Cambiasso fueron de lo mejorcito de este Inter que va por un cierre de 2010 brillante. Un campeón que, a la hora de la verdad, no acepta imitaciones.
Fuente: Olé