Marcela Durrieu es además de una histórica militante peronista, la suegra de Sergio Massa. Fue de las que más lo incitó a enfrentar al kirchnerismo. Ahora compite en San Isidro con Gustavo Posse, aliado de su yerno. Cuenta que a Massa lo llaman de todo el país, pero pide esperar hasta la elección.
Tras años fuera de la política, Marcela Durrieu, esposa del mítico Fernando «Pato» Galmarini, no sólo trabaja a la par de su yerno Sergio Massa, sino que además es candidata a concejal en San Isidro, donde enfrenta a uno de los aliados fuentes de su yerno: el intendente Gustavo Posse.
Médica sanitarista y recordada por haber impulsado como diputada la ley de cupo femenino, dedica el día entero a la campaña en San Isidro, pero reconoce que la abruman llamados de dirigentes del peronismo de todo al país interesados en sumarse al Frente Renovador que lidera Massa.
-¿Cuándo supo que Massa iba a ser candidato?
-Yo era de los que opinaban que Massa iba a ser candidato, inclusive cuando se discutía dentro de la familia, mucho antes que esto fuera realidad.
La gente estaba buscando un cambio y alguien tenía que encararlo y esa persona era Sergio, sin ninguna duda.
-¿Cuáles eran las dudas de él?
-No tenía dudas, pero alrededor de él había mucha gente que decía “Bueno, pero esta es una elección intermedia, mejor esperar hasta 2015, para que desgastarse ahora”. Esa era una corriente de opinión bastante fuerte.
Y fue una actitud valiente de Sergio, porque con el diario del lunes son todos guapos. Y eso es una explicación de la alianza con Posse: en el momento se suponía que el kirchnerismo era invencible. Parece que no hubiera pasado el tiempo, pero hace sólo cuatro meses atrás cuando decían que era imposible ganarles y sobre todo enfrentando al aparto político más grande del país.
¿Cómo imagina el año próximo, con Massa como diputado e intentando tener un lugar en la agenda política?
-Es posible que la gente ponga expectativas que no se puedan resolver. Pero la diferencia con el De Narváez de 2009 es que no será un diputado suelto sino un bloque y el peronismo de la provincia y el país estaban buscando un nuevo liderazgo. Una cosa es un diputado suelto y otra quienes lideran una fuerza política.
No creo en eso de ganar sólo en lo personal. A veces uno tiene obligaciones morales. Si habían depositado expectativas en Sergio uno no puede siempre hacerse el oso.
-¿Cuándo lo conoció, le pareció que podía llegar a esta expectativa?
-Lo conocí joven, cuando era casi un adolescente y lideraba un grupo de chicos de su edad. Cuando lo conocí él ya militaba en el peronismo hace un tiempo, era un chico con mucha voluntad política, muy inteligente, era una esponja en eso de entender el peronismo que, no había mamado en su familia.
Me parecía tan interesante que en ese entonces mi hija militaba conmigo y varias veces le dije “porque no te juntas con estos chicos que son re piolas”. Por eso Sergio dice que culpa mía se casó con Malena. Se inventaron muchas historias de celestina pero se trató de eso.
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-¿Creyó que se abriría camino sólo como hizo ahora o que seguiría con el Gobierno?
-El que me diga que siempre pensó lo mismo en política está mintiendo, porque lo que cambian son los escenarios. Cuando hay un presidente que gana por muchos votos y genera esperanzas y expectativas está bien que todo el mundo se sume a construir. Después, uno va planteando en el camino las cosas que cree que no están bien y que deben ser escuchadas. Eso le pasó a Sergio y al país.
-¿El Frente Renovador tiene que terminar de diluir las etiquetas UCR y PJ?
-Los partidos políticos son muy importantes en la democracia, pero su existencia no debe ser una limitación a ampliar la representación con alianzas y frentes electorales. Ahora se les agarró un ataque por armar un PJ cuando en la provincia perdió personería jurídica.
Hay que discutir en serio y armar un partido más moderno. Esto no debe ser una limitación para sostener una idea en la política de que con una fuerza sola no alcanza para representar a la totalidad de la población.
-¿Cuánto cambió esta Cámara de Diputados con la que usted integró en los 90?
-Ha habido un empobrecimiento. Yo pertenecía a una Cámara donde había mucho debate político, incluso en el bloque, aunque eso no se expresaba porque siempre hay un cuidado de respetar las decisiones en conjunto.
Pero había dirigentes políticos de fuste, me gustaran más o menos. Y estaba la posibilidad de trabajar los temas que te interesaban.
El kirchnerismo ha tenido una política de debilitamiento del Congreso. Ha habido una política para lograr que nadie planteara diferencias o desacuerdos y eso se ve cuando hablan de una escribanía.
Yo impulsé leyes que eran difíciles en ese momento, como la de cupo femenino, la primera ley de Sida o la de transplante. Hoy parecen sencillas pero el Sida era todavía la peste rosa y con los transplantes decían que iban a matar a la gente en la calle y había espacio para debatir esas cosas.
-¿Cómo fue su vida alejada de la política partidaria?
-Nadie se acuerda de la Alianza ahora, pero en un momento convulsionado como ese yo no me sentía muy representada. No quiere decir que haya dejado de militar, seguí haciendo trabajo social y militante en mi distrito, a todos nos viene bien el llano. Mis hijos empezaban a participar en política y era un placer acompañarlo.
Esta vez es diferente, porque encontré un espacio del que me siento parte. Yo no creo que la política sea estar a cualquier costo, no importa ser diputado de quién ni de que proyecto. No es mi caso, yo necesito sentir que formo parte de una idea política.
-¿Cuál fue el momento más difícil de la campaña hasta ahora?
-A mi me vulneró mucho las imagen del prefecto entrando a la casa de mi hija. Es una imagen bastante terrorífica. En ese momento decían que era el arma de un sicario, después quedó un poco más claro. Fue como el inicio de múltiples episodios de violencia. Después llegó la emboscada a Sergio en La Matanza.
Es como el incendio del trailer (ver recuadro): no puede dejarse pasar como si nada. Esto hay que denunciarlo y tenemos que ver cómo hacemos para que esta política de enemigos se termine.
-¿Massa va a ser candidato a presidente?
-La verdad que no lo se. Yo entiendo la ansiedad de todo el mundo pero todavía faltan dos años y me parece que no vale la pena especular porque van a cambiar muchas cosas. Que es un presidenciable no tengo ninguna duda. No lo digo yo, sino las encuestas.
-¿Pero el Frente Renovador es un espacio armado para la provincia o el país?
-Se encamina a ser un armado para el conjunto del país. Yo recibí montones de llamados del interior del país y les pedí que al menos esperen hasta octubre. Hay mucho interés en el interior, sobre todo en las provincias peronistas donde me da la sensación que, como en 2009, fue un voto en contra del Frente Para la Victoria. Hay mucho interés en armar unas alternativas que sea el Frente Renovador, con eje central en el peronismo y otros sectores.
-¿La llaman y le piden que Massa sea candidato a presidente?
-El peronismo se siente secuestrado en el Frente para la Victoria. En muchas provincias nadie duda de que haya mayoría peronista, pero como no había otra opción que el Frente para la Victoria, el gobierno local perdió o le fue mal. Por eso en muchas provincias, el Frente Renovador va a florecer rápidamente.
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