Zannini avanza contra Abal Medina para imponer a Urribarri como sucesor de Cristina

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El secretario de Legal y Técnica hizo circular la versión de que el entrerriano será jefe de Gabinete después de las elecciones. Es otro capítulo de la pelea interna del Gobierno y de la intención de instalar a Urribarri para 2015, en detrimento de Scioli. El riesgo de quebrar el encolumnamiento de los gobernadores.

Las internas en la Casa Rosada se hacen cada vez más visibles. La ausencia de Cristina Kirchner acrecentó las diferencias y la pelea ahora está centrada en el rumbo del Gobierno nacional post 27 de octubre, lo que incluye la disputa por la sucesión presidencial.

El último capítulo de esta interna es la posibilidad de que Sergio Urribarri reemplace a Juan Manuel Abal Medina después de las elecciones. Se trata, en realidad, de una operación orquestada en la oficina del secretario de Legal y Técnica para llevar a cabo su objetivo de instalar al gobernador entrerriano como el sucesor de Cristina Kirchner en 2015. Objetivo que también es impulsado por La Cámpora, que no quiere saber nada con Daniel Scioli.

Según dijeron fuentes gubernamentales a LPO, la primera versión del arribo de Urribarri al Gabinete fue filtrada desde el entorno de Zannini al diario Clarín. Ayer, la maniobra se completó con las declaraciones del vicegobernador entrerriano a La Nación -que acompañan una extensa nota sobre el mandatario provincial-.

«Pensar en que el gobernador Sergio Urribarri ocupe la Jefatura de Gabinete nos entusiasma y también creo que nos va a hacer bien electoralmente», afirmó José Cáceres, que semanas atrás saltó a la fama por calificar de “pelotudo” a Alfredo de Angeli. «Se estaría dando una señal para que lo conozca el país y vean sus virtudes», agregó.

En el mundo de la política nada es casual y ninguna declaración de este tipo se hace sin una autorización “desde arriba”. Mucho menos si se hace a un diario “opositor”. Cáceres es un hombre del riñón de Urribarri y le responde directamente. Urribarri, se sabe, tiene línea directa con Zannini.

Las fuentes coinciden en que esta maniobra tiene el sello del “Chino” y es parte de la estrategia seguida en el caso de la ex Botnia. Como reveló LPO, la aceleración del conflicto con Uruguay respondió a una necesidad de Zannini de poner en primer plano a Urribarri y posicionarlo a nivel nacional para instalarlo como candidato.

La pelea por el control del Gobierno

Zannini y La Cámpora no solo miran al 2015, sino que también están preocupados por mantener el control político del Gobierno. En ese sentido, la disputa es con el ala más racional del Gabinete, que impulsa un giro pro mercado en lo económico y que no ve con malos ojos encolumnarse detrás del proyecto de Scioli.

En ese grupo se podrían incluir a Abal Medina, Amado Boudou, Hernán Lorenzino, Julio De Vido y Florencio Randazzo. Aunque con claras diferencias políticas entre sí, coinciden en la necesidad de buscar una estabilidad económica para garantizarle a Cristina un gobierno ordenado hasta 2015.

Las negociaciones con el Banco Mundial, el acuerdo con las empresas que litigaban en el Ciadi, el intento de acordar con los holdouts y la puesta en marcha de un nuevo índice de precios, van en ese rumbo. No es casual que Scioli haya elogiado esas medidas en la reunión de los empresarios de Idea, un ámbito bastante hostil para el kirchnerismo.

Lo que asoma por detrás de esas iniciativas es el problema económico más grave que afronta el Gobierno: la falta de dólares. En este tema, las diferencias entre ambos sectores es contundente: mientras Zannini y Moreno insisten con que se puede “vivir con lo nuestro”, la estrategia que plantean Boudou y Lorenzino es volver a los mercados para hacerse de dólares y fortalecer las castigadas reservas del Banco Central.

Desde este sector -donde creen que el tema económico será clave a futuro- sostienen que si la intención es empoderar a los gobernadores con lugares en el Gabinete, lo ideal sería apostar a una figura como Jorge Capitanich. El chaqueño tiene un perfil mucho más técnico y una formación mucho más sólida que Urribarri. Además, cuenta con la experiencia de haber ocupado el cargo en un momento muy complejo del país.

Además, las fuentes consultadas por este medio creen que el ascenso de Urribarri podría generar una grieta entre los gobernadores, que parecen firmes en su encolumnamiento detrás de Scioli. Incluso, temen que la maniobra pueda provocar nuevas fugas en el kirchnerismo, no hacia al massismo como hasta ahora si no hacia el sciolismo.

Pero Zannini y La Cámpora están decididos a avanzar en el objetivo “Urribarri 2015”. La razón es simple: tienen muy claro que no habrá espacio para ellos si la próxima etapa del peronismo es liderada por Scioli (mucho menos si el liderazgo recae en Sergio Massa). Ante eso, apuestan a la formación de un núcleo duro ideológico, sin importar que las consecuencias que eso pueda acarrear.
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