Hizo de Los Hornos un infierno. Encañonó a un automovilista y le robó el vehículo. Quemó el auto. Irrumpió en una casa, atacó a cuatro mujeres e intentó incendiar la vivienda. Lo atraparon y se quiso ahorcar con una remera
Tiene la cara con rasgos finos, aparenta ser un nene. Su pelo castaño claro sirvió para que en el barrio conocido como Puente de Hierro, ubicado en 87 y 19, le pongan el apodo de “El Ángel”. Pero su conducta extremadamente violenta le agregó el calificativo “de la muerte”.
Ya cumplió 18 años y ayer fue protagonista, al menos se lo acusa y con varios elementos de prueba, de robar a mano armada un auto, de atacar a dos mujeres a golpes en una casa para sustraerles celulares, de incendiar el vehículo, de intentar prender fuego la finca de las femeninas y de querer ahorcarse con su remera en los calabozos de la comisaría Tercera.
“El Ángel de la muerte”, de menor, hizo desastres. Se cansó de aparecer en las crónicas policiales y le contabilizaron al menos 60 causas penales. Ahora quedó detenido por el fiscal Marcelo Martini y a los policías que lo aprehendieron los amenazó: “acuérdense de mí, porque cuando salga los mato”.
Mejicaneada e incendio
Siempre de acuerdo al relato policial, todo comenzó ayer a las 6 de la madrugada cuando “El Ángel” y un cómplice, los que se movilizaban en moto, redujeron a un automovilista, Roberto Godoy, en 44 y 155 y luego de encañonarlo le sacaron el rodado, un Volkswagen Gol patente AUO 372.
Uno de los delincuentes se fue en la moto y el otro en el Gol. La víctima fue a la comisaría Decimocuarta a radicar la denuncia.
Poco después se produjo el otro episodio. “Dejaron el auto robado en un descampado de 52 y 155 y ‘El Ángel’ llevó a su compinche en moto a su casa, pero al regresar a buscar el Gol ya le faltaban dos ruedas”, explicó un vocero policial.
La “mejicaneada” (robar parte del botín a un ladrón) alteró al joven de 18 años, el que sabiendo que no podía llevarse el vehículo y que sus huellas estaban en la puerta y el volante, decidió prenderlo fuego.
Terror en una casa
Eran las 9.30 de la mañana y “El Ángel” supuso que los neumáticos estaban en una vivienda situada en 52, 155 y 156. Ahí se metió. Furioso atacó a golpes de puños a las moradoras: tres jóvenes de 19, 27 y 29 años y una jubilada de 74.
Luego se apoderó de dos celulares y comenzó a rociar con nafta el interior de la vivienda para quemarla. Pero los gritos de los vecinos y varios llamados al 911 motivaron la presencia de efectivos policiales en el lugar.
El agresor escuchó las sirenas y sin lograr incendiar la casa, corrió hasta una moto y se fue a toda velocidad. Varios patrulleros lo persiguieron. En 57 y 153 tiró la Honda Wave y se coló en una casa de doble planta.
Cuando los efectivos entraron a ese domicilio lo encontraron debajo de una cama y recuperaron los teléfonos móviles.
Se quiso ahorcar
Como manda el protocolo, los uniformados de la comisaría Tercera le sacaron el cinto y los cordones al detenido, pero en un descuido se sacó la remera, la ató a una reja e intentó ahorcarse. Lo llevaron de urgencia a la guardia del Hospital San Juan de Dios, donde se estableció que solo había sufrido una marca en el cuello.
Cuando lo llevaban de nuevo a la comisaría, “El Ángel”, a los gritos, les recordó a los policías: “Ustedes saben quien soy yo. Soy ‘El Ángel de la muerte’. Cuando salga los voy a buscar y los voy a matar”.
Las pesquisas sospechan que “El Ángel” puede ser uno de los “quemacoches” que operan en los últimos meses en la capital provincial.
Cuando prendió fuego a un pibe de 13 años
El joven apodado “El Ángel” comenzó a delinquir de pibe. Ya a los 12 años empezó con arrebatos. A los 14 los policías de La Plata ya lo tenían identificado como un adolescente “peligroso”.
Se cansó de protagonizar robos a mano armada en casas, en la vía pública y en comercios. También se mostró muy violento con sus cómplices y celadores de Instituto de Menores, en los cuales no lo pudieron contener y se fugó.
Hace cuatro años roció con nafta a un chico un año menor que él y lo prendió fuego. La víctima sufrió quemaduras en un 25 por ciento del cuerpo, y salvó su vida de milagro.
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