«Dios me permita hacerle un gol a Boca»

Teo-Gutierrez
Teo ya vive su primer superclásico en plan de paz. Dice que ya no está “peleonero”, asegura que “si me van a buscar, no me van a encontrar” y jura que quiere que juegue Riquelme y que “todos los rivales estén sanos…”.

Mediodía gris en Puerto Madero. La plaza, coqueta como cada baldosa de esta burbuja porteña, luce desierta, hamacas quietas, juegos en reposo, ausente el típico bullicio. Hay un niño. Solamente un niño. Tiene la sonrisa gigante como los edificios del fondo y los ojos húmedos, llenos de ilusión. Se llama Teófilo Gutiérrez y si fuera un día del fin de semana, le sería imposible caminar por estas mismas veredas.

Los que andan en rollers frenan para pedirle un autógrafo. También hay hinchas que se arrojan de sus bicis para sacarse una foto con este personaje que se transforma cuando no viste de pantalones cortos. Teo, de civil, no se pelea con nadie, es un pan de Dios. Más sano que el agua sin gas que ahora se toma en la confitería Il Vero. Ni dos sorbos consigue dar antes de que Nicolás, el cocinero del lugar, se tome una placa con él y que los mozos vayan por lo suyo. Los flashes y el movimiento, incluso, llaman la atención de un curioso que se mete en el local. En realidad, es un fanático. Un hincha… ¡De Independiente! Y otro que se lleva un lindo recuerdo para el portarretratos. “Uf, todo este cariño es increíble. En la Argentina es muy especial: el fútbol maneja la vida y eso es algo lindo, porque nos permite darle alegría a la gente, especialmente a los niños”, refleja el colombiano mientras, ternura pura, acaricia la larga melena de Oliver, un galgo afgano que lo cautiva. Teo olvida por un instante la presencia de Olé y se pone a hablar con el amo del perro. Es él ahora el periodista, pregunta de todo, va al hueso, y cuenta que tanta curiosidad es porque se quiere comprar un can igualito a ése.

-A cara de perro te van a ir a buscar el domingo los jugadores de Boca.

-Puede ser. Pero si me buscan, no me van a encontrar. A mí no me gusta perder, eso lo tendré siempre, pero ya no van a encontrar a ese Teo peleonero (sic). Me siento tranquilo porque estoy en el club que amo, del que soy hincha.

-¿Por eso vas a cumplir un sueño al jugar el superclásico?

-Es algo muy especial, hermoso, un partido que durante muchos años vi por televisión y ahora voy a vivir desde adentro. Espero disfrutarlo al máximo. Y que Dios me permita hacerle un gol a Boca.

-¿Estás ansioso?

-Es una mezcla de ansiedad y alegría. El clásico lo vengo soñando desde hace mucho tiempo, pero lo empecé a palpitar hace dos semanas. Me imagino la cancha llena de hinchas de River, con nuestra afición apoyando… Encima, ya estoy llegando a mi nivel, así que esperemos ganarlo y festejarlo.

-¿Recordás algún clásico en particular?

-Uf, un montón. Pero el que más rápido se me viene a la mente es aquél del gol de Cavenaghi en la Bombonera, en el 2004.

-¿Qué Boca pensás que tendrán enfrente?

-Un equipo aguerrido físicamente, que corre mucho y mete un montón, y bueno, que además tiene a Román, que maneja todo.

-¿Hubieras preferido que Riquelme no estuviera?

-¡Nooo! Quiero que juegue. Los buenos tienen que estar siempre y Román es un jugador exquisito que todo el mundo quiere ver. Yo, como rival, deseo que esté de la mejor manera, que todos los jugadores de Boca estén sanos, así se da un lindo espectáculo y se ve en todo el mundo.

-La defensa de Bianchi no anda muy entera que digamos…

-Igual, son pocos los detalles que ellos dejan, sobre todo en un clásico. Pero nosotros llegamos bien preparados futbolística, física y mentalmente. Es un superclásico y tenemos que jugarlo con mucha sabiduría. Ramón es el líder y él manejará lo que vamos a hacer en la cancha.

-¿Qué les dice en estos días previos?

-Que él lo ha vivido a su manera y que cada uno lo debe vivir a la suya, algunos más tranquilos, otros más nerviosos, pero todos contentos de protagonizarlo. Y que tenemos que hablar en la cancha, jugando bien al fútbol, armando las sociedades, demostrando que nos estamos conociendo cada vez más. Hay que ser determinantes a la hora de jugar y ganar un partido tan importante como éste.

-Ramón siempre te bancó. Incluso dijo: “A Teo no lo saco”.

-Siento una gratitud hacia Ramón, y me puso muy feliz que dijera eso porque significa que estoy haciendo las cosas bien. Igual, si algún día me toca salir, lo haré respetando al compañero que va a entrar.

-¿Te sigue incomodando ser nueve de área?

-Se interpretó mal cuando lo dije. Pero yo no me considero el típico nueve, el nueve de área: me considero un jugador más de sociedad. Con Lanús me sentí bien ahí, jugando con un doble nueve: eso hace que no salgan los defensores rivales, y entonces te atacan con menos gente. Pero que quede claro: yo no dije que no quiero ser el nueve de River ni que busco escaparle a esa responsabilidad. Sé cómo y por qué vine, y disfruto de hacer lo mío: convertir goles.

-¿Cada vez se entienden mejor con Lanzini?

-Manu es un gran jugador, casi mediapunta. Es rápido, y con su velocidad quiere ir siempre para el frente, y eso es importante para los delanteros. Además, va encontrando los espacios para meter pases de gol. Cuando él rinde al ciento por ciento, el equipo está tranquilo y sabe que de mitad de cancha hacia adelante podemos hacer daño.

-¿Y Andrada es ideal para completar el tridente?

-También es un gran jugador, muy joven. Lo ha demostrado, tiene una calidad enorme, un potencial que ni él se imagina. Con el correr de los partidos fue ganando en tranquilidad y ya irá encontrando los goles que son tan importantes para los delanteros. Lo veo muy enfocado. Las pequeñas sociedades son importantes y cuando entre todos nos terminemos de conocer y sepamos bien lo que va a hacer el compañero, River será un equipo fuerte, al que los rivales le van a temer.

-¿Cuáles son esas cosas del clásico que decís que ya empezaste a vivir?

-Me hago la película, imagino a mi esposa mirándome: va ser muy especial jugarlo con ella en mi tribuna. Un superclásico es algo extraordinario, un partido que cualquier jugador sueña con vivir. Yo no sé todavía lo que es desde adentro, pero quiero disfrutar al máximo, como siempre me dice mi mujer.

-¿Cuánto tiene que ver ella para que estés tranquilo como ahora?

-Un montón. Ella hace un esfuerzo muy grande para estar acá. No es fácil para una madre dejar a sus tres hijos en Colombia, así que le estoy muy agradecido por acompañarme siempre, ya sea en las buenas o en las malas.

-¿Ya te pudo ver jugando en el Monumental?

-Sí. La primera vez que vino, aunque perdimos, hice un gol. Y la otra también la metí, así que me tira buena energía como en todos los sentidos de la vida. Ya se dónde se sienta y le dedico los goles a ella.

-¿Cómo lo va a vivir Cristiano, tu hijo que también es fana de River?

-Lo verá desde Colombia, con sus abuelitas: está con la mamá de mi esposa y también irá la mía, Cristina. A Cristiano ya le llevé mi camiseta con el 29 y todo, así que se la va a poner el domingo. Mis hijos se ponen muy felices cuando me ven por televisión: Shadai, la más chiquita, se pone a brincar cuando aparezco en la pantalla.

-¿Si le hacés un gol el domingo vas a ir a buscar la cámara para dedicarle el festejo a ellos?

-Ojalá. Si me toca marcar, se lo voy a dedicar a Dios y a mi familia que siempre han estado al lado mío.

Teo mira el cielo. Ya no está tan nublado pero sigue dominando el silencio. Desde una obra, además del irresistible aroma a asado, se escuchan vítores cuando la muchachada se aviva de que es Teófilo Gutiérrez quien besa la camiseta de River para las fotos. Leo, un albañil que lleva ropas xeneizes, grita: “Teo, sos una masa”. Y Teo sonríe, saluda y cuenta: “Los hinchas de Boca me dicen lo normal, que nos van a ganar, pero con onda. Salvo por eso, después me piden fotos”.

Olé puede dar fe. Y también despejarle alguna duda a Teo. “¿Qué significa ‘una masa’?”, pregunta esperando una definición para ese argentinismo.

Teo hace su terapia mientras interactúa con los curiosos que no se le despegan. Pero no es la única. También, en esta búsqueda de cambio, recurre al diván.

-¿En qué te ayudó el psicólogo, Teo?

-Mas que todo, a disfrutar adentro de la cancha, a no crear esa imagen que muchos tienen de mí y a ser un jugador más importante desde el juego que desde otras cosas para que la gente disfrute. Y para que eso, no solamente me sirva a mí sino también al resto del equipo.

-¿Cuánto tuvo que ver Pekerman en este cambio?

-José ha sido muy importante en esta etapa de mi carrera. Ha sido muy sincero conmigo cuando me llamó a la selección, me habló de hombre a hombre y me hizo entender qué pretendía para que estuviera en su ciclo. No dudé en charlar y contarle lo que me pasaba. Fue muy lindo para mí y le estoy muy agradecido. A él y a su cuerpo técnico, porque a muchos de los jugadores nos cambió la mentalidad y dimos un paso importante. Un paso que ahora espero dar en River, ganándole a Boca y festejando con la gente.
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