La moneda brasileña cae levemente ante el dólar contra la tendencia externa, ante los temores a una paralización del Gobierno estadounidense y por la incertidumbre sobre el futuro del programa de estímulo de la Reserva Federal.
El real se deprecia 1,3% a 2,230 unidades por dólar.
Al final del miércoles, el Senado estadounidense debe votar una propuesta que le permitiría al Gobierno seguir en funcionamiento más allá del término del año fiscal, que se cierra el 30 de septiembre. Además, el mes próximo, en Washington se negociará elevar el techo de la deuda del país, con el fin de evitar un default.
El banco central brasileño ofrece 10.000 contratos de swaps cambiarios tradicionales con vencimiento el 3 de febrero de 2014, como parte de su programa de intervenciones diarias.
La agencia de calificación de riesgo Moody’s publicó que «la depreciación del real tiene poco impacto sobre la calidad del crédito de gran parte de las corporaciones no financieras brasileñas y puede ser positiva para algunos sectores en el largo plazo».
«Además de eso, en los últimos años las empresas brasileñas han tenido acceso a mercados de capital con bajas tasas de interés, con el objetivo de fortalecer su liquidez, dejando poco riesgo inmediato de refinanciamiento», dijo Moody’s.
Por su parte, el Bovespa baja 0,3% a 54.252,86 unidades presionada por los papeles del sector de las telecomunicaciones, que recortaban parte de sus ganancias de la víspera cuando se anunció un acuerdo entre la española Telefónica y otros accionistas de Telecom Italia.
Telefónica SA anunció el martes un acuerdo para aumentar su participación en Telecom Italia, que controla a TIM, en un negocio por 1.200 millones de dólares.
Sin embargo, los reguladores brasileños no permitirán que Telefónica controle a TIM y a Telefónica Brasil por lo que exigirán una venta de una de las operadoras a alguna empresa que aún no está en el mercado local, dijo el ministro de Comunicaciones, Paulo Bernardo.
Los títulos de los bancos y de las constructoras también presionaban al Bovespa, que seguía la trayectoria a la baja de las bolsas en Nueva York.
Además de la incertidumbre por el futuro de la política monetaria de Estados Unidos, en los mercados financieros comienzan a crecer los temores a los debates fiscales en Washington.
El Senado estadounidense debe votar una propuesta que le permitirá al Gobierno seguir en funcionamiento más allá del término del año fiscal, que se cierra el 30 de septiembre. Además, el mes próximo, en Washington se negociará elevar el techo de la deuda del país, con el fin de evitar una cesación de pagos.
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