Martín Sabbatella en el horno: Los k dicen que es “mufa”.

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Señalar a alguien como “mufa” es propia de supersticiones baratas, pero en política esa superstición está muy arraigada. ¿Acaso no son muchos quienes prefieren mencionar a Menem como Méndez por temor a desgracias inesperadas?

Hace un año, Cristina Fernández lanzó una consigna que nunca pudo y posiblemente jamás podrá cumplir. Habló del 7D como el día clave para desguazar al grupo Clarín. Martín Sabbatella –un obsecuente tiempo completo- (lo que en el barrio se llama “chupamedias”) era el encargado de llevar a buen puerto la odisea de romper el multi medio conducido por Magnetto.

La ansiedad del 7D se estrelló con los recursos jurídicos planteados por los abogados de Clarín. Sabbatella provocó la payasada de presentarse en las oficinas del grupo para tomarlo casi por asalto, pero la justicia lo echó a patadas. El hombre de Morón no sólo es pequeño de estatura, también lo es de capacidad mental.

Clarín le está ganando la batalla a los K y ahora en el oficialismo le enrostran al jefe de Nuevo Encuentro el término “mufa”.  Es la forma de llamar a la incapacidad de llevar adelante el capricho del gobierno que quiere amordazar a la prensa. Porque la idea global era primero desmantelar a Clarín, y después poner restricciones a la libertad que rige en Internet. Igual que en las dictaduras comunistas, donde las publicaciones son controladas para evitar críticas o denuncias de corrupción.

Sabbatella ya sabe que lo consideran un inútil todo terreno y la palabra “mufa” es apenas una forma de explicar su pequeñez intelectual y de procedimiento.

Entonces aspira otra vez a tener una colectora para colgarse de las “lolas” oficialistas y meter su gente en el Congreso. Mandó un emisario al Tigre, cuando derrape mal al FPV Martincito quiere aliarse con Sergio Massa como está haciendo en manada el resto del peronismo K.

El Chino Zanninni tiene un resabio de enemistad política histórica con Sabbatella. El funcionario viene de un grupo maoísta que siempre detestó al stalinismo del Partido Comunista, de donde proviene el pequeño hombre del Morón. Esas diferencias quedaron stand by cuando Néstor Kirchner propuso la idea de rejuntar a todos que se sumaran a su proyecto. Con el voto no positivo de Julio Cobos  esa idea naufragó, y ahora la idea de Sabbatella de ir a elecciones con una colectora es resistida tanto por los barones de las intendencias como por el Secretario de la Presidencia.

Le dicen a Cristina Fernández que por eso de la “mufa”,  Sabbatella va a traerle más pérdidas que ganancias al FPV.

Algo así como ocurre con María José Lubertino,  cuyas payasadas en pos de su obsecuencia con Cristina ya le valió alguna vez retos mal de Néstor Kirchner.

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Vetarlo a Sabbatella en su propósito de ir con una colectora no será dicho públicamente por ese carácter de “mufa” que le atribuyen, ni nadie reconocerá públicamente su fracaso con el tema Clarín el 7D.

Entonces se apela a señalar su pasado en el partido Comunista, pese a que otros hombres del viejo partido cuyo líder Vittorio Codovilla fue alguna vez el máximo gorila que tuvo el peronismo, siguen siendo parte del gobierno.

Pero ni Etchegaray (cabeza del PCA) argentino ni el resto de sus antiguos camaradas están dispuestos a defender a Sabbatella aunque lo veten por comunista.

Porque en verdad lo que más pesa en esta campaña de echarle flit a su candidatura, no es culpa de su pasado sino de la superstición. Los que saben esto hacen los cuernitos cada vez que Martín aparece donde ellos están.

Estas actitudes son propias del proceso de derrumbe total en que se encuentra el oficialismo. Y haberle enviado un mensajero a Sergio Massa –detectado por la SIDE- alcanza para fumigar al fracasado de aplicar el 7D.