Se reunieron 372 miembros de la familia Bergoglio

BergoglioCÓRDOBA.- Al estilo de «los Campanelli», los Bergoglio -todos con algún grado de parentesco con Jorge Bergoglio, el actual papa Francisco- tuvieron ayer su gran fiesta familiar con la presencia de nada menos que 372 comensales de entre uno y 90 años.

Éste fue el octavo de los encuentros de este tipo, que comenzaron en 1975, y para el cual se extendieron invitaciones a aproximadamente 1300 «Bergoglio» desperdigados en todo el país y en otras partes del mundo. Incluso, al propio Papa le hicieron llegar el convite, pero era sabido de antemano que sus actividades en el Vaticano le harían imposible estar presente.

De todos modos, los comensales abrigaban alguna esperanza de que el papa Francisco les hiciera llegar alguna salutación, pero no fue así.

«No hubo ningún mensaje, no hubo carta, no hubo nada. Él [Francisco] estando allá [en el Vaticano] debe tener la agenda muy ocupada. Nosotros no es que nos hayamos molestado porque no haya mandado una carta. Al contrario, sabemos que está bien, entonces no nos molesta que no nos haya mandado un mensaje», dijo a LA NACION Ariel Bergoglio, sobrino del Papa, uno de los once miembros de la comisión organizadora de la reunión gastronómica y el que ofició de vocero.

Aclaró que «la fiesta no se hizo porque Francisco haya asumido [como pontífice]. Esta fiesta comenzó mucho antes de que se convirtiera en papa. El encuentro ya se había decidido y empezamos con todos los preparativos. Después asumió Francisco, no es que se hizo por él».

UNA TRADICIÓN

De todos modos, destacó que para todos los comensales fue «una bendición tener un pariente papa. Para nosotros es un orgullo».

Recordó que Francisco nunca asistió a estas fiestas familiares, pero que en 2006 les hizo llegar una carta cuando era cardenal, disculpándose de no poder concurrir. En esa ocasión la celebración también se hizo en la ciudad de Córdoba.

Ariel reveló que entre los invitados de ayer figuraba la hermana del Papa, María Elena, que reside en Buenos Aires, pero no concurrió. «Lo que pasa es que está enferma», explicó.

La mujer sufrió días atrás un cuadro de hipertensión que obligó a mantenerla internada en una clínica de Morón. «Tuvo una isquemia por un proceso de aumento de la glucosa que le generó un pico de presión», explicó entonces su sobrino Pablo Narvaja, que acotó que el papa Francisco estaba en comunicación con ella y la familia.

La fiesta se desarrolló entre las 11 y las 19 de ayer en un salón de fiestas de esta capital. Sus participantes quisieron mantener al máximo la privacidad, por lo que no permitieron la presencia de periodistas ni que se registraran imágenes para su difusión.

«Desde que mis bisabuelos emigraron a la Argentina, siempre se juntaban en reuniones familiares, como las de cualquier otra familia. Entonces nosotros organizamos estos encuentros cada tres o cuatro años, como lo que ocurrió ahora», explicó Ariel.

El plato principal de la convocatoria fue pollo relleno, y después todos -entre ellos niños, mujeres y ancianos- compartieron la mesa dulce.

Ariel destacó que «fue un encuentro muy lindo, ameno, familiar. La verdad, es una familia grande y siempre mantenemos ese lazo de afecto que a nosotros nos pone muy contentos».

«Después bailamos un rato largo. Hubo música, globos, fotos, como si fuera un casamiento, con la diferencia de que acá somos todos familiares».

«Fue muy tranquilo, lindo como en todas las fiestas anteriores, porque ya nos conocemos todos -agregó-. Es lindo entrar y ver a tus parientes que viven en otras localidades (muchos de ellos, provenientes del interior cordobés). Por eso, siempre hacemos estas fiestas, para que nos veamos más seguido», manifestó.

El baile transcurrió mezclado con música italiana, paso doble, cumbia, rock, tango y el clásico cuarteto cordobés, comentó Ariel, oriundo de Villa Dolores, quien se desempeña como encargado del archivo en una empresa cordobesa..

Fuente: LA Nación