Antenas sí, villas no – En nuestras villa se ve también una antena (de Direct TV). Sé que a muchos les molesta, pero la verdad es que todos pueden acceder a mejor calidad de vida, cualquiera sea el lugar en el que vivan», dijo la presidenta Cristina Fernández, sin sonrojarse, durante un acto en Chivilcoy, el feudo político del ministro del Interior, Florencio Randazzo, lugar al que muchos han bautizado como “la nueva Anillaco”.
La presidenta también se despachó con otras series de afirmaciones que hasta rozaron la falta de respeto a la ciudadanía. Por ejemplo, afirmó, a pocas semanas de las elecciones legislativas, que están haciendo “una inversión sin precedentes en ferrocarriles”, cuando durante 10 años lo único que llevaron a cabo fue convertir a las formaciones en trampas mortales (las 54 víctimas de Once y Castelar pueden dar cuenta de ello). Tan poco serio fue el acto que la primera mandataria volvió a mencionar, por enésima vez en la última década, que van a electrificar el ferrocarril Roca, la formación que llega hasta La Plata. Y como si todo esto fuera poco comenzó a hablar maravillas del presente de la producción lechera, en un país donde han desaparecido 8 mil tambos en los último años y donde el sachet de leche no baja de los $8, mientras el inefable Guillermo Moreno le hace decir al INDEC que se puede comer con 6 pesos por día . En definitiva, el discurso de CFK fue un verdadero atentado a la razón.
Rodeada de los habituales aplaudidores, que le celebran cada una de las afirmaciones a la primera mandataria, sin importar lo disparatadas que estas sean, Cristina volvió a poner de manifiesto que su gobierno vive en una suerte de dimensión paralela.
Sostener, como lo hizo ayer, que una familia que vive en un asentamiento o en un barrio de emergencia mejora su calidad de vida, por el sólo hecho de tener una antena de TV digital no resiste el más mínimo análisis. Y más cuando en esas barriadas hay miles y miles de familias que viven sin los servicios esenciales, como agua corriente y gas natural, que tampoco tienen acceso a la red cloacal (con la proliferación de enfermedades infecciosas que eso implica). A eso se le suma la imposibilidad de que ingresen las ambulancias y las grandes dificultades para acceder a centros educativos y de salud.
Además, muchos de estos hogares tienen las necesidades básicas insatisfechas, es decir, ni siquiera tienen garantizado el alimento diario. En la Argentina del siglo XXI, cuando contamos con un territorio bendecido por la naturaleza que podría alimentar a 300 millones de personas (diez veces más que la población), hay chicos que todos los días se mueren de hambre, incluso en hogares que tiene la TV satelital tan elogiada por CFK.
Desde que el kirchnerismo accedió a la Casa Rosada, y pese a contar con condiciones internacionales que propiciaron un crecimiento macroeconómico, las villas y los asentamientos no pararon de crecer.
Algunos números hablan por si solos: entre 2001 y 2011 la cantidad de barrios de emergencia creció en un 55,6%. Asimismo, sólo en el Conurbano bonaerense, más de medio millón de familias (casi 3 millones de personas) viven en 864 asentamientos, en condiciones infrahumanas. La Plata no escapó a este flagelo: en la periferia hay detectado cerca de 130 asentamientos.
Infame clientelismo
Ante este contexto, lo que hay que preguntarse es porque los K, si durante casi una década contaron con un gran excedente de recursos generados por un mundo que demandaba la soja y otros commodities de escaso valor agregado que exporta el país, no frenaron el crecimiento de los barrios irregulares. La respuesta es bien sencilla: no lo hicieron porque montaron su maquinaria electoral en base a la pobreza estructural. Crearon un enorme aparato de clientelismo político para que, con las dádivas que reparte el Estado, que no hacen más que mantener a millones de argentinos en la indigencia, se pueda obtener el voto fácil. Y ni siquiera eso le garantizó poder perpetuarse en el poder ya que el conjunto de la ciudadanía pidió un cambio en las primarias de agosto. Y volverá a hacer lo mismo en octubre.
Se desaprovechó así una oportunidad histórica para fomentar la producción, crear empleo genuino para que, mediante el trabajo digno, todos los habitantes que viven en estos barrios marginales tuviesen la posibilidad de poder progresar en la escala social. En definitiva, es lo que termina convirtiendo al kirchnerismo en un gobierno del más rancio conservadurismo.
Deuda externa: la gran prioridad de los K
Cuando desde el gobierno se afirma que este es el único camino posible, se falta a la verdad. Problemas como el déficit habitacional se podrían haber solucionado de raíz si en lugar de hacer escandalosos negocios con los bancos y consultoras internacionales vinculadas a la fraudulenta deuda externa argentina, el kirchnerismo hubiese tenido como prioridad solucionar los problemas de la ciudadanía.
Concretamente, tal como lo reflejó el diario Hoy la semana pasada, con los más de 173 mil millones de dólares (cuatro veces más de las reservas que actualmente tiene el Banco Central) que se se pagó en los últimos años para cumplir con los vencimientos de una deuda que la propia Justicia argentina declaró como ilegal e ilegítima, se podrían haber construido más de 4 millones de casas. Es decir, si se tiene en cuenta que una familia tipo está constituida por 4 personas, se le podría haber solucionado lo problemas habitacional a casi la mitad de la población del país.
Volcar esa magnitud de recursos, en el mercado interno, también hubiese permitido fortalecer nuestra economía y hacer resurgir el aparato productivo, poniendo a la Argentina en el camino de del desarrollo sostenido. Por ende, de haber seguido ese camino, hoy no tendríamos que estar lamentando la crisis lechera, como así tampoco los exorbitantes precios que pagamos en las góndolas por productos esenciales de la canasta básica.
Nadie plantea que las deudas no hay que honrarlas. Pero cuando están basadas en la usura extrema, en la bicicleta financiera y en los negocios turbios, se convierten en estafa. Por eso, para determinar qué es lo que realmente se debe, es necesario hacer una auditoría independiente, algo a lo que se ha opuesto el kirchnerismo de forma sistemática. Peor aún, en los próximos dos años desembolsarán otros 15 mil millones de dólares para seguir pagando a los acreedores externos.
Para colmo, los 173 mil millones de dólares no sirvieron para nada.
La Argentina no tiene acceso al mercado de capitales internacionales y ahora se avecina un fallo adverso de la Corte Suprema de EE.UU que obligando a pagar a los buitres que quedaron fuera del canje. Es decir, desangrará aún más, las ya endebles finanzas del país.
DirecTV y la IGNORANCIA de CRISTINA
Podríamos hacerle a la presidenta las críticas más obvias por la barbaridad que acaba de decir este martes 17 de septiembre.
Son tantas y tan seguidas sus manifestaciones de ignorancia que las aclaraciones llevarían más espacio que sus propios dichos.
Dijo Cristina que es «abonada» de DirecTV porque «tiene el mejor servicio de televisión».
«Yo soy abonada de DirecTV. No es por nada, pero tienen el mejor servicio de televisión. No digo nada pero para mí es el mejor», aseguró.
Y luego, increíblemente, dijo que la empresa respeta la ley de medios y la puso como ejemplo.
Antes de refutar este punto, recordemos que CFK valoró que en las villas de emergencia se ven antenas de DirecTV.
Cualquiera que viva o conozca este tipo de asentamientos sabe que Telecentro, Cablevisión o los cables locales temen llevar sus señales e ingresar en este tipo de urbanizaciones debido a que la gente se engancha y el servicio se vuelve caótico y de pésima calidad para el que paga.
En nuestras villas —que se han duplicado durante la década kirchnerista, sumando más de mil solamente entre Capital y el conurbano—, el déficit de cloacas es del 75 por ciento (con lo que esto significa para la salud), dos de cada tres calles internas no están pavimentadas, 7 de cada 10 casas no tienen desagües pluviales, más del ochenta por ciento está colgado a los postes de luz y el ochenta por ciento no tiene gas natural y debe pagar costosísimas garrafas.
Pero, volvamos a la imbecilidad referida a la ley de medios. ¿Cómo se puede ser tan ignorante?
Cualquier habitante del interior del país sabe que desde hace más de veinte años DirecTV incumple las leyes del ex Comfer y hoy el AFSCA en forma ininterrumpida.
Desde los años noventa, ninguna señal de televisión abierta o de cable del interior es tomada por DirecTV.
¿De qué estamos hablando? Anote:
Los rosarinos que tienen el servicio satelital no pueden ver Canal 5 y Canal 3 local, ni ninguna propuesta noticiosa de los cables.
Los cordobeses de la «pantallita» redonda no ven el 8, ni el 10, ni el 12, ni los noticieros del cable.
Para hacerla corta, esta es una lista de las ciudades que se han quedado sin señales de aire y tv paga locales porque esta empresa ha «omitido» a lo largo del último cuarto de siglo todas las disposiciones vigentes.
Coronel Pringles, San Luis, Formosa, Santa Rosa de La Pampa, Posadas, Mendoza capital, San Rafael, Esquel, Bariloche, Bahía Blanca, Jujuy, Salta, Mar del Plata, Tucumán, Venado Tuerto, Villa María, Río Cuarto, Villa Mercedes San Luis, Paraná, Corrientes, Resistencia, La Rioja, Comodoro Rivadavia, Usuhaia, Rio Grande, Santiago del Estero, Neuquén, Viedma, Rio Gallegos, Caleta Olivia, Catamarca, Junín, Pergamino, San Nicolás, Trenque Lauquen y cien ciudades más de las distintas provincias argentinas.
Aún recuerdo con resentimiento a una promotora de DirecTV que estaba ofreciendo el servicio en la Galería Paseo del Siglo de Rosario a principio de los noventa.
Yo trabajaba en Canal 5 de Rosario y, con inocencia, le pregunté: «¿Y cómo toman la señal de nuestro canal, si nosotros emitimos con antenas terrestres y no por satélite?»
Con suficiencia, la chica repitió la instrucción que le bajaban desde la central porteña: «Canal 3 y Canal 5 son repetidoras de los canales de Buenos Aires. Mire Telefé o Canal 13, directamente».
Me acuerdo que le mostré el micrófono del canal, con el cubo que tenía los cinco puntos del logo que identificaban a la tele emisora rosarina, y le retruqué «si somos una mera repetidora… ¿Cómo puede ser que yo trabaje en un noticiero que se hace desde Rosario? ¿Para quién trabajo yo, entonces?».
Decir que la televisión satelital argentina respeta la ley de medios es la mayor hijaputez que he escuchado en los últimos tiempos (y eso que el kirchnerismo nos da tela cada día sobre todos los temas imaginables).
En Brasil, por ejemplo, las cadenas Bandeirantes, Manchete, O Globo o SBT están obligadas a pasar programación y publicidad local, para que la gente pueda conocer las noticias de su región. DirecTV no permite eso.
Quién tiene su servicio no tiene la menor idea qué temperatura o sensación térmica hay en su terruño o qué ha pasado en su pago chico.
No conocen qué pasa con sus clubes deportivos ni con la cartelera de espectáculos local.
Aún peor, no tienen la menor idea qué se está debatiendo en la política vernácula.
Sólo las radios locales les prestan esa información.
Están condenados a ver los choques y policiales del Gran Buenos Aires.
Desde DirecTV están planeando, para el futuro cercano, una solución que consistiría en integrar la llegada satelital, donde se ven las ultraoficialistas señales de CN23, 360 o Telesur con la TDA o televisión con codificadores, donde los K mantienen una férrea censura y no permiten ninguna voz opositora.
El mundo ideal de Cristina y este monstruo norteamericano: la alcahuetería llevada hasta el paroxismo.
Marcelo López Masia/peridocotribuna/Diariohoy.net