Rousseff suspende su viaje a Washington, en respuesta al espionaje de la NSA

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Después de llamada telefónica de Barack Obama, la mandataria brasileña considera que las explicaciones de EE.UU. «no fueron satisfactorias».

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, estaba dudando desde hace dos semanas si suspender o no su viaje a Estados Unidos, después de que se publicaron en la prensa brasileña, que ella y la petrolera Petrobras habían sido blancos de espionaje de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA). Pero pocos esperaban que Rousseff desistiera de un viaje oficial, en el que por primera vez en veinte años un mandatario brasileño sería recibido con honores, alfombra roja, cena de gala y ceremonia militar.

La decisión de Rousseff fue tomada después de una visita de su canciller, Luiz Alberto Figueiredo, este fin de semana a Washington, y de una conversación telefónica de veinte minutos que ella sostuvo el lunes con su homólogo estadounidense, Barack Obama. Según informaciones del Palacio del Planalto, difundidas en la prensa brasileña, «las respuestas no fueron satisfactorias» y «no existe un buen clima para la realización del viaje». El Planalto dejó abierta la posibilidad de que el viaje vuelva a la agenda cuando el tema del espionaje se aclare.

En la reunión del G20, hace diez días, en Rusia, Rousseff y Obama, fueron fotografiados juntos en imágenes que muestra a la presidenta brasileña de muy mal humor. Tras el encuentro Rousseff llegó a decir que Obama le ofreció darle una respuesta más efectiva en algunos días, lo que por lo visto, no ocurrió.

Considerado un marco en las relaciones bilaterales, la visita oficial de Rousseff estaba marcada para el 23 de octubre, pero comenzó a correr riesgo de borrarse en la agenda cuando un programa de gran audiencia de la «TV Globo» presentó dos reportajes de Glenn Greenwald, el corresponsal de «The Guardian» en Brasil que reveló al mundo los documentos del exanalista de la NSA, Edward Snowden.

El primer reportaje, público hace dos semanas, mostraba que los emails de Rousseff fueron monitoreados. El segundo, que se emitió hace una semana, prueba que la NSA monitoreo la red de ordenadores de Petrobras, y que pudo tener acceso a datos y secretos tecnológicos de la petrolera estatal, que es líder mundial en tecnología en aguas ultra-profundas.

En un comunicado oficial, Rousseff declaró que las filtraciones no representan amenaza a la seguridad, sino a «uno de los mayores activos de petróleo del mundo y un patrimonio del pueblo brasileño». Petrobras, dueña de gigantescas reservas de petróleo en aguas profundas, realizará una subasta internacional en octubre, considerada la mayor de la historia brasileña.

Tras los reportajes, Rousseff criticó duramente el espionaje, aventó la posibilidad de «espionaje industrial y declaró que quería de Estados Unidos “todas” las explicaciones del caso, para decidir si viajaría o no».

Después de ese reportaje, la NSA difundió una nota firmada por el director de Inteligencia de Estados Unidos, James Clapper, declarando que sólo colecta informaciones económicas y financieras, como prevención a crisis en los mercados internacionales, y que no roba secretos de empresas que puedan beneficiar compañías norteamericanas. Las explicaciones no convencieron a Rousseff.
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