Argentinos ganó y mira a todos desde arriba

ArgentinosArgentinos es el realismo mágico según un tal Caruso Lombardi. Ese petisito que conduce grandotes y se retira del campo de juego entre aplausos es la cara más visible de un éxito que mucho se parece a un absurdo: el equipo de La Paternal -formado como sacapuntos para de escapar de los frecuentes fantasmas del descenso- es ahora el único líder de este Inicial de asombros. Le ganó ayer, ya en la noche porteña, a un viejo vecino barrial, All Boys, y se posa ahí arriba casi por casualidad. O no tanto.

No incorporó a Teo Gutiérrez ni a Gago porque no tenía dinero; no buscó los goles de Cauteruccio porque los números no le daban; no se pudo fijar si los pibes de inferiores tenían el talento de Vietto o De Paul. Ese viejo zorro al que el mundo del fútbol conoce apenas por seis letras -Caruso- construyó un equipo a su modo: lo hizo con tipos altos que cabecean hasta los centros que no les tiran; con rapiditos que corren como si de correr dependiera el plato del día siguiente; con un arquero enorme -Pablo Migliore- que pide Selección y que la merece; con dos delanteros grandotes que poco sabían de jugar en Primera, pero que en el área son dueños.

Se podrá decir, con razón, que Argentinos juega mal. O poco. O nada. O que no seduce. O que no ofrece encantos a los ojos del hincha. Quizá. Pero esa gente acostumbrada a Diego y a Borghi en la tribuna de Boyacá grita un entusiasmo: “Todos juntos la vuelta vamo’ a dar”. Es la escena posterior al único grito del encuentro: ese centro de Barraza, ese toque de Boyero y esa definición sin vueltas de Miranda. El único gol nació del laboratorio de un lateral. O algo sí. También es la escena que cuenta un presente increíble: ese equipo que parecía preso de una condena de descenso está arriba de todos.
Boyero fue el que brindó la asistencia de la victoria. También fue el que, antes del feo partido ante All Boys, contó la matriz de este paraíso por un rato: “Caruso conoce a todos los jugadores del mundo. Sabe hasta quién es el goleador de la Liga de mi pueblo”. Boyero es de Río Segundo. Nadie puede corroborar si el entrenador anduvo por ese territorio, pero parece que sí.

“Un rejuntado” llamaron a la conformación de este plantel que lidera en el fútbol argentino. Caruso dice que los subestimaron. Y así juega, en consecucencia: Argentinos es un equipo agazapado que no ofrece resquicios. Para llegarle hay que patearle desde lejos. Y ante esa circunstancia aparece Migliore para volar y justificar sus pretensiones de internacional. All Boys comprobó esas dificultades de todos los modos. Incluso cuando ya en el segundo tiempo se animó a afrontar el encuentro despojado de las restricciones del comienzo. No le alcanzó.

All Boys entendió que ese conjunto de voluntades de nombres no tan conocidos era invulnerable. Hasta los números lo dicen: 459 minutos son los que lleva Migliore con el arco invicto. Cuentan a la salida, sobre la calle Gavilán, que el arquero va tras el récord de Vidallé. Aquella vez, en los ochenta, Argentinos fue campeón. Ahora, abrazados a este rato de magia, todos creen que aquello es posible.

Fuente: Clarín