El argentino de la NASA revela los secretos del primer año del Curiosity en Marte

MigueCuriosity, el robot más sofisticado que el hombre haya enviado alguna vez a otro planeta, festeja hoy su primer año en Marte, con grandes satisfacciones a cuestas y exitosos trabajos realizados a más de 520 millones de kilómetros de la Tierra. Los expertos de la NASA consideran a uno de estos logros como claves en el proceso de la futura conquista humana del planeta rojo.

Cuando el 6 de agosto de 2012 la foto del robot marciano viajó 14 minutos por el espacio para llegar a la Tierra y emergió en la pantalla gigante del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL, por sus siglas en inglés) que tiene la NASA, en Pasadena, California, la alegría y el júbilo se apoderó de todos los científicos a cargo de la misión del Curiosity, y muy especialmente del responsable del desarrollo del software que posibilitó su descenso en el planeta rojo: el ingeniero argentino Miguel San Martín.

«A un año de su llegada a Marte, puedo calificar a la misión del Curiosity como un gran éxito. El rover logró transmitir evidencia bien clara de que en el cráter Gale, el lugar donde aterrizó, hubo en la antigüedad un flujo de agua corriente, tan alto como desde el tobillo a la rodilla. Probablemente, agua potable y propicia para el desarrollo de vida orgánica, ya que era agua que corría como en un lecho de río y no estaba estancada», afirmó a LA NACION, el ingeniero San Martín.

«Todas las misiones tienen objetivos claros que se pactan con los jefes de la NASA en Washington con mucha antelación. En esas reuniones se determinan siempre en porcentajes los criterios exactos de lo que implica el éxito en la misión. Se determina con un número. 80 y 100 %. Te puedo asegurar que se concretaron los objetivos científicos de la misión en su primer año. Para los científicos aquí en la NASA, el haber hallado los surcos de agua fue una grata sorpresa descubierta por el robot de forma muy temprana, ya que ellos creían ocurriría durante el segundo año de la misión, cuando Curiosity llegara al monte Sharp», agregó el especialista.

EVIDENCIA DE RÍOS DE AGUA

A menos de dos meses de arribar a Marte, Curiosity había fotografiado surcos de agua y tomado evidencias del transporte de rocas por la superficie del planeta. Científicos de la NASA, como John Grotzinger, aseguraron el año pasado al ver las fotos de pequeñas rocas redondeadas, que el agua se corrió a unos 0,9 metros por segundo, con una profundidad que a una persona le llegaría al menos hasta los tobillos, y quizás hasta la cadera. «Un arroyo de estas dimensiones podría ser un entorno habitable. Hemos encontrado el primer entorno potencialmente habitable», había afirmado.

Ayer, Grotzinger reafirmó lo dicho en 2012 y agregó que hace 3500 millones de años los seres humanos podrían haber bebido agua en el planeta Marte y por miles de años vivido allí. El investigador indicó que el paso más importante hasta ahora ha sido descubrir, a partir del análisis de rocas en el planeta, que existió un medioambiente favorable para la vida y que persistió por cientos o miles de años.

«Si bien los científicos determinaron que existió agua corriendo. Un área en la que no se tuvo éxito fue la de descubrir compuestos orgánicos. Que no los haya descubierto no significa que no hubo vida alguna vez en la historia de Marte. Hoy en día, en la superficie de Marte, con la química del suelo oxidante que destruye toda existencia de material orgánico, sumado a la radiación solar y la rápida descomposición existente, es muy probable no encontrar nada en el lugar donde aterrizó Curiosity. Pero mantenemos la esperanza de hallar vida orgánica o restos de que la hubo, en las capas arcillosas del monte Sharp, de 5500 metros de altura y a donde se dirige el robot en la actualidad. Ese sería el moño de la misión», ponderó San Martín.

Por su parte, Grotzinger dijo que aunque Marte perdió humedad y hoy es un desierto frío, los análisis del Curiosity señalan que «pudo ser un lugar donde microorganismos habrían vivido fácilmente». Explicó que el rover inició el 4 de julio su viaje más largo en la superficie de Marte en un recorrido de ocho kilómetros hacia el monte Sharp, y su desplazamiento podrá tomar entre siete y nueve meses. «Será un largo viaje, nos detendremos en ocasiones para hacer mediciones, pero estamos comprometidos en conducir al monte tan rápido como sea posible», precisó.

EL TRABAJO, LUEGO DE LA EUFORIA

Una vez pasada la euforia del aterrizaje, el vehículo similar a un auto pequeño de seis ruedas, con una tonelada de peso y movido a propulsión nuclear, comenzó un período de dos meses de prueba de sus instrumentos y sistemas complejos. Durante este primer año, Curiosity transmitió hacia la Tierra más de 190 gigabits de datos, equivalentes a 45.600 canciones almacenadas en dispositivos MP3 o a 36.700 imágenes de alta definición.

Su láser, fabricado por un equipo francés, fue utilizado en miles ocasiones para perforar y analizar la composición de las rocas. Ese análisis permitió luego encontrar arcilla y determinar que el agua no era salada, ni demasiado ácida como para impedir la vida microbiana, sino que tenía un PH (potencial hidrógeno) neutro. Estos descubrimientos y la cautela de los ingenieros de la NASA explican por qué Curiosity recorrió apenas 1,5 km desde su llegada a Marte.

«La performance del vehículo fue óptima y se comportó muy bien. Mes a mes Curiosity nos sorprendía con fotos, videos y el material analizado de Marte. Al principio, de la misión los técnicos y jefes de la misión se volvieron más conservadores, teniendo en cuenta las dificultades de una misión de este tipo, valuada en 2500 millones de dólares. Si le enviás al robot un comando equivocado, podés romper el brazo del vehículo o hacerlo chocar contra una pared de rocas. La prudencia debía ser muy grande y por eso se avanzó lentamente y en forma cautelosa. Lo mandaban a recorrer 10 o 20 metros y lo hacían detener para sacar una foto y tomar luego la decisión de continuar o no», comentó San Martín, que estrenó un blog personal.

Y agregó: «Pero con el transcurso de los meses, más riesgos se fueron tomando. Y hoy en día confiamos más en el sistema automático de a bordo que puede detectar obstáculos y esquivarlos y le decimos ´dale 100 metros y pará´. Teniendo en cuenta que vos te comunicás solo 2 veces por día con el vehículo había que tener paciencia y tomar pocos riesgos al principio».

SATISFACCIÓN PERSONAL

«En lo personal fue un gran placer participar de esta exitosa misión. Yo vine a EE.UU. para hacer un trabajo y no pensé que se me iba a dar esta oportunidad. En 1997 el robot Pathfinder funcionó y eso me permitió crecer. Luego en 2004, con los rovers Spirit y Opportunity pasó lo mismo. La práctica lo hace a uno mejor», analizó el ingeniero argentino que desde chico tuvo una enorme pasión por la ingeniería electrónica y luego espacial.

«Mis padres me regalaban juguetes electrónicos y me la pasaba arreglando cosas. Jugaba con transistores, capacitores y armarmaba radios. Estudiaba muchísimo en el colegio industrial Pío IX de Almagro, que era una escuela salesiana en técnica electrónica. En mi año, empezamos cinco y nos graduamos dos. Luego, venirme acá a EE.UU. también fue un gran sacrificio en mi vida», comentó el especialista de la NASA, que ha dado decenas de conferencias tanto en Buenos Aires como en Estados Unidos, explicando el éxito y los alcances de la misión Curiosity en Marte.

NUEVOS PROYECTOS DE SAN MARTÍN EN LA NASA

«Hace un año estaba dedicado a un solo proyecto: Curiosity. Hoy en día estoy en más de una docena», explica alegre a LA NACION, el ingeniero San Martín.

Estamos trabajando en el robot Mars 2020, que será un vehículo similar a Curiosity pero más potente y con nuevos y más instrumentos. Tendrá un sistema de descenso igual a Curiosity, en una misión de 1500 millones de dólares. Explorará la superficie marciana y deberá recoger tierra, rocas y profundizar en experimentos para determinar si allí hubo vida microbiana», precisó el científico argentino.

El nuevo robot dependería de núcleos de extracción mucho más ligeros que Curiosity para recoger 31 muestras , que otra nave las traería a la Tierra y así cumplir el antiguo anhelo de la comunidad científica de examinar el terreno del vecino planeta bajo un microscopio en un laboratorio terrestre.

Fuente: LA Nación