La muestra revive los días posteriores al accidente, con objetos de víctimas y sobrevivientes.
A más de cuatro décadas de la tragedia de los Andes –en la que sobrevivieron 16 personas–, se inauguró en Montevideo una muestra con instalaciones y objetos que recrean los 72 días en los se edificó la epopeya de los jóvenes rugbiers que se aferraron a la vida, a pesar del frío extremo y el dolor por la muerte de sus seres queridos. Fue instalada en el Centro de Eventos del Portones Shopping de Carrasco, el barrio donde vivía la mayoría de los 45 pasajeros que el 13 de octubre de 1972 se subieron al avión de la Fuerza Aérea Uruguaya que se estrelló en la cordillera.
Al igual que la que se montó el año pasado en el ex Tajamar de Carrasco, esta muestra apunta a que los visitantes puedan situarse en tiempo y espacio. “Se generó una estructura interactiva con placas de aluminio que evocan, de manera bastante abstracta, el fuselaje del mítico Fairchild Hiller FH-227 que se estrelló en la cordillera”, explicaron desde el estudio argentino A+C Arquitectura, que cuenta experiencia en museos itinerantes como el del quíntuple campeón de Fórmula 1 Juan Manuel Fangio.
“Se plasmó el avión desde el concepto de la chatarra (porque quedó destruido al caer en la cordillera) y la abstracción, para generar un clima en el que cada uno pueda interpretar la historia”, explicó al diario El País el arquitecto José Andrian, responsable del diseño. “La estructura es como un origami metálico, con diferentes áreas que narran de forma cronológica una de las historias de supervivencia humana más impactantes del siglo XX”, agregó.
Al tratarse de un museo itinerante (en Montevideo se podrá visitar hasta el 25 de agosto; en septiembre viajará a Gran Bretaña y en el primer semestre de 2014, casi con seguridad, estará en otros países de Europa) tiene una característica primordial: la facilidad para ser transportado. En el caso de la estructura principal, los paneles de aluminio que simbolizan el avión pueden desarmarse con simpleza y colocarse en siete cajas de 1 metro de ancho por 2 metros de largo y 1,50 metros de espesor.
Alrededor de la estructura que representa el avión hay vitrinas en las que se exponen distintos objetos, como ropa que usaron los rugbiers uruguayos, o emotivas cartas de algunos que murieron en los Andes, y que luego fueron entregadas por los sobrevivientes a los familiares en Uruguay.
A diferencia de la que se pudo ver el año pasado en Montevideo, en este museo, como prefieren llamarle en la Fundación Viven, se exhiben menos objetos, pero de un modo más conceptual, porque apela a lo simbólico y en todo momento transmite al visitante la noción de homenaje a los que no volvieron.
Fuente: Clarín