Martino no se lo dijo ni a los amigos

martinoEl técnico fue capaz de mantener en secreto sus negociaciones con el club azulgrana a pesar de las continuas preguntas de sus más allegados

Gerardo Martino mantuvo en absoluto secreto las conversaciones que mantenía con el Barcelona durante estos días en los que estuvo negociando. Un hombre sencillo como él no alteró en nada su rutina pese a que todos los medios de comunicación del mundo lo situaran como principal candidato a ocupar el banquillo blaugrana.

La mañana del sábado, como hacía siempre desde que dejó de entrenar a Newell´s, se levantó temprano, leyó tranquilamente los periódicos y estuvo en compañía de su esposa y sus tres hijos. Al mediodía fue hacia elPan y Manteca, el bar de la esquina de las calles Córdoba e Italia, donde se reune habitualmente con su grupo de amigos. Como a él le gusta decir: La barra de pan y manteca.

La barra había hablado toda la tarde sobre los posibles recambios para el banquillo blaugrana que en televisión se habían estado barajando: Luis Enrique, Guus Hiddink y el propio Tata. En privado, sus amigos le consultaron sobre todas las posibilidades de su fichaje por el Barcelona y si era cierto todo aquello de lo que se hablaba en los medios. Martino, muy reservado, les contestó : “Ya hablaremos”.

Al atardecer fue al campo del Bella Vista, lugar de entrenamiento de las divisiones inferiores de Newell´s, a observar a los juveniles de su querido equipo, como habitualmente hacía.

Esa misma tarde, el Barcelona se puso en contacto con Martino. No se lo dijo a nadie. Ni a su cuerpo técnico. Ni siquiera a sus amigos, con los que compartió cena con motivo del día del amigo esa misma noche en Rock and Fellers. Mientras cenaban, los medios de comunicación comenzaron a dar como principal candidato al Tata. Los demás candidatos habían quedado relegados a un segundo plano y Gerardo Martino ocupaba todas las portadas de los medios deportivos.

La gente allí reunida comenzó a levantarse de sus mesas arremolinándose alrededor de Martino. Todos los presentes buscaban una codiciada foto o un autógrafo del próximo entrenador culé. Martino tan sólo contestaba: “Yo no sé nada. No sé nada”.

La noticia iba cobrando fuerza, pero Martino afirmaba que aún había que esperar. El Tata gambeteaba las preguntas de sus amigos y les repetía: “Por favor, no me comprometan con todo este asunto”.

Elvio Paolorroso, su preparador físico, lo llamó esa misma tarde para saludarlo: “Tata, que bárbaro esto del Barcelona” comentó. Martino sólo quiso responder antes de colgar: “Mañana hablamos Elbio, ciao”, dejándole con toda la incertidumbre.

La barra de Pan y Manteca se mantuvo expectante hasta el domingo por la mañana, momento en el que se producía la última videoconferencia con los dirigentes del Barcelona. Tras dar la feliz noticia a su familia, Martino se subió a su coche y condujó hasta el bar de siempre, donde le esperaban Charlie, el pájaro, Eli y los demás amigos del barrio. También Gustavo el galgo Dezotti le esperaba para su ronda habitual de café. Sólo en ese momento el Tata Martino tomó asiento en torno a los suyos y dijo a sus amigos: “ Ya está. Soy el técnico del Barcelona”. Hasta entonces había sido capaz de mantener la calma.

Fuente: Marca