«Los Windsor cumplieron con la principal obligación de una dinastía, que no consiste en inaugurar hospitales o tratar bien a los animales, sino en perpetuarse», dice Patrick Jephson, exsecretario privado de la princesa Diana.
Londres.- El nacimiento del príncipe de Cambridge, que debería contribuir a rejuvenecer la imagen de la casa real, pone al contrario en evidencia la longevidad de la monarquía británica, sobre los hombros de la reina Isabel II que a sus 87 años se niega a abdicar en favor del príncipe Carlos, de 64 años.
Los cronistas del palacio de Buckingham destacan que con la llegada del hijo de William y Kate cohabitarán cuatro generaciones reales, lo que refuerza la impresión de longevidad, señaló AFP.
En la cumbre de la pirámide está la reina Isabel, que en 2012 celebró por todo lo alto sus 60 años de reinado, acercándose al récord de Victoria, que reinó durante 63 años, 7 meses y 2 días.
Le sigue su hijo mayor, Carlos, el príncipe de Gales, que en pocos meses, como señala irónicamente el diario Daily Telegraph, alcanzará la edad legal de la jubilación «cuando todavía no ha empezado su verdadero trabajo».
El nieto, William, de 31 años, forma con su esposa Kate una pareja modelo, símbolo de modernidad y muy popular, como demuestran los sondeos. Y el bisnieto, nacido el lunes, cierra la línea sucesoria directa.
El nacimiento del príncipe de Cambridge, tercero en la línea sucesoria, se produce en un contexto muy favorable. La reina, Carlos y William tienen respectivamente 82%, 60% y 82%, de opiniones favorables, según un sondeo de YouGov.
Esa popularidad les protege de hipotéticos embates republicanos pero ¿está garantizado el futuro de la monarquía?
«Sí», responde la reina, que supo recuperar el prestigio de la dinastía perdido por los escándalos de la generación real de los años 1980.
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