A dos años de la desaparición de la joven, Crónica estuvo junto a su familia. Un dolor que lejos de ceder aumenta con la incertidumbre. Los padres ruegan para que la justicia acelere los tiempos.
La imagen sonriente de una foto de María Cash decora el pasillo de la casa. A su padre, Federico, le cuesta caminar, agacharse, atarse los cordones. “Buscando a mi hija trabajo 19 horas por día. Es cansador”, dice en forma de suspiro, con voz agitada. María del Carmen Gallegos, su esposa, se encarga de los quehaceres del hogar mientras pared mediante dice: “El está más entero. Yo estoy destruida”. Lo cierto es que a dos años del viaje al norte que derivó en la desaparición de la joven, la familia no descarta ninguna hipótesis y ante Crónica reclamó que la justicia “acelere los tiempos”.
“Es un verdadero despropósito que hace 24 meses no se sepa nada de mi hija. Puede estar dos metros bajo tierra, acobijada por alguna pareja de ancianos, con un chico enamoradizo o ser víctima de trata. Hay infinidades de posibilidades”, le dijo a este medio Federico Cash, quien consciente y pensante agregó: “El tiempo mata a los desaparecidos”.
Desde el triste 8 de julio de 2011 (último día que se vio a la diseñadora de 29 años por aquel entonces) el teléfono de la familia suena constantemente, pero para desgracia muchos llamados son burlas con absoluta maldad. “En una planilla tengo más de 3.500 mensajes anotados. De ese total el 10 por ciento aproximadamente corresponde a joda juvenil, a mentes enfermas que se entretienen de alguna forma”, sentenció en forma de enojo, a lo que añadió que cada llamado “corresponde trabajo, investigación”. En ese sentido, el hombre que nos recibió en su vivienda del barrio porteño de Barracas, afirmó que “barajamos todo lo que recibimos. Y cuando algo nos parece que puede ser posible, lo pasamos a Gendarmería para que investiguen”.
Sobre la desaparición hizo hincapié en que “fue consecuencia de un accidente cerebro-vascular o psicológico”. “Nadie de los familiares ni amigos -siguió- la sentimos muerta. Ella está y la imaginamos sonriente. Si te pones a pensar lo contrario te quedas llorando en un rincón y la vida te destruye. Por eso la búsqueda la hacemos con energía positiva”.
María Cash nació en Capital Federal y si bien vivió en la casa de sus padres, en los últimos meses acostumbraba a viajar porque “detestaba la ciudad. Quería aire libre y gente sencilla, sin complicaciones materiales”.
Con un pin colgado del lado del corazón donde se destaca la cara de María, el jefe de familia se preguntó: “¿Si no es la vida de una mujer, qué es lo principal en este país? Ellas son las que hacen crecer a la Nación”.
EXPEDIENTE DE 7.500 FOJAS
El expediente judicial Nº 20/12, caratulado “autores a establecer s/informativo sobre ubicación de paradero de Cash María del Carmen”, ya cuenta con más de 7.500 fojas. Así y todo, Federico Cash se ve sorprendido por las irregularidades con las que se maneja y exige “menos papeleríos y más eficacia”.
“Cuando el abogado llega a saber algo me lo cambian sin aviso ni consulta porque lo hace la Defensoría del Pueblo de la Nación. Y una vez que los presenta tienen que ser aceptados y se puede llegar a tardar más de dos meses”, graficó. Los Cash fueron representados en primera instancia por el doctor Martín Andrés Gesino, quien fue reemplazado en diciembre pasado por Nicolás Escandar. “Me lo van a cambiar de nuevo. Ahora viene una mujer”, siguió. El caso es tramitado por el Juzgado Federal Nº 2 de Salta, cuyo titular es Miguel Antonio Medina, Secretaría Penal Nº 4 a cargo de Sebastián Klix.
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