Quieren que los subtes B y D tengan aire acondicionado

SubtesEl Gobierno porteño pretende que funcionen en ambas líneas para el próximo verano. Y pidió un presupuesto mayor a la Legislatura para ejecutar las obras. En la actualidad, la línea A ya cuenta con el servicio.

Ya con la exitosa experiencia de la línea A de subte sobre la mesa, ahora el Gobierno porteño también quiere que los trenes de las líneas B y D cuenten con aire acondicionado.
Así surge del pedido de ampliación del presupuesto para el segundo semestre del año que el Ejecutivo de la Ciudad envió a la Legislatura: reclama autorización para invertir en el subterráneo 655 millones de pesos más de lo aprobado en diciembre.
La empresa estatal Subterráneos de Buenos Aires (SBASE) ya comenzó a analizar la iniciativa, y si bien no hay fechas para la puesta en marcha, se especula con que las instalaciones funcionen para el verano próximo. De hecho, el proceso de adecuación tardará algunos meses porque, para la colocación de los equipos de aire, hay que sacar las formaciones de servicio de forma progresiva. Además, también habría que hacer cambios en los andenes.
En la actualidad, sólo la línea A, que comunica Carabobo con Plaza de Mayo, cuenta con el servicio de ventilación. Es porque en ese ramal circulan los nuevos vagones chinos que compró el Gobierno nacional y que la Ciudad se encargó de adaptar en lugar de los antiguos coches de madera. Las fobias a los encierros y hasta desmayos por viajar en subte con exceso de pasajeros hizo, por ejemplo, que la Legislatura tenga en su poder un proyecto para colocar salas de primeros auxilios en las estaciones. Los aires, entonces, influirán también en ese sentido.
La línea B (une Alem con Los Incas) también tendrá cambios sustanciales este año. Hay dos paradas listas (Echeverría y Juan Manuel de Rosas) que serán inauguradas antes de las elecciones. Si bien ya estaban terminadas, desde la Ciudad dijeron que no había vagones suficientes como para abrir otras dos terminales. Ahora, se incorporarán coches que fueron comprados al Metro de Madrid.

Fuente: La Razón