Negociaciones secretas entre CFK, Massa y Scioli

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Carlos Zannini, como para que no haya dudas de que está en juego la voluntad presidencial, es el encargado de negociar con Sergio Massa y Daniel Scioli por el armado de las listas de candidatos, cuya fecha límite de presentación ante la justicia electoral es el próximo sábado. El mensaje que el Secretario Legal y Técnico le habría transmitido al intendente de Tigre sería más preciso que otros anteriores. El gobierno no sólo no aceptaría que Massa se presente como candidato a diputado nacional sino que exigiría que, en caso de que sea su esposa Malena la que lidere la lista para diputados, en la boleta debería figurar como Malena Galmarini (su apellido de soltera) y de ningún modo Massa. Semejante exigencia indicaría hasta qué punto en la Casa Rosada se afincó la creencia de que éste es lo suficientemente atractivo para el electorado peronista e independiente como para derrotar al Frente de la Victoria. El punto de coincidencia entre el cristinismo y él sería que la lista para diputados la encabece el intendente de Almirante Brown Darío Giustozzi, quedando Malena en segundo término. De este modo, los consultores del gobierno estiman que el Frente para la Victoria podría ganar la elección con un margen de cinco puntos sobre De Narváez y con Alicia Kirchner como primera candidata. Pero el problema es bastante más complejo; una lista massista tal vez podría arrimarse a los 10 puntos en las primarias del 11 de agosto. Pero para las elecciones generales del 27 de octubre correría un riesgo enorme: que el voto se polarice entre el FpV y el denarvaísmo. De ocurrir esto, el massismo podría perder muchos votos, frenando el meteórico ascenso actual de su jefe. Casi no hace falta decirlo pero, para el caso de que decida candidatearse, desde el gobierno también le harían llegar a Massa veladas amenazas de represalias hasta judiciales.

Un canje equilibrado

Las negociaciones entre Zannini y el jefe de gabinete de Scioli, Alberto Pérez, tienen otro sesgo y son bastante más sencillas. La razón es que Scioli y CFK se necesitan y tienen concesiones recíprocas para hacerse. El primero necesita que el gobierno le permita ubicar a unos 10 diputados y senadores provinciales que le permitan blindarse en las dos cámaras de la legislatura en los últimos dos años de un mandato, que llegará a ocho, sobre todo teniendo en cuenta que en la etapa final de las gestiones es cuando aparecen las denuncias y las mayores presiones. Por su parte, el análisis de la canasta de encuestas le indica a las claras al gobierno nacional que, cualquiera sea su primer candidato a diputado, la participación de Scioli en la campaña electoral sería vital para que el kirchnerismo suba algunos puntos. Si bien abrazarse a Alicia Kirchner en los actos no lo ayudaría precisamente a Scioli a diferenciarse del gobierno, semejante sacrificio podría tener otro tipo de rédito político. Si el oficialismo recurre al ex motonauta como su tabla de salvación y se instala que él fue decisivo para el eventual triunfo K, Cristina habría reconocido su Scioli-dependencia y el peronismo tomaría debida nota de la debilidad presidencial. El rol de presidenciable del gobernador podría afianzarse y hasta ciertos sectores del kirchnerismo podrían empezar a admitirlo como la única tabla de salvación para el 2015. En esta maniobra de seguir jugando por adentro hasta que se defina la sucesión, en el sciolismo ya piensan que Massa puede aspirar a un rol similar. Esto es, convertirse en el heredero de Cristina como líder de un neokirchnerismo light, abierto a los peronistas disidentes. Vistas las cosas desde este ángulo, la competencia entre Scioli y Massa puede encaminarse no a fracturar el PJ sino a copar el kirchnerismo desde adentro. A favor de este tipo de planes está el hecho de que el modelo económico muestra signos de agotamiento y que Cristina, con su protagonismo solar, impidió que surgiera un dirigente de su confianza con penetración en el electorado. El único que estuvo cerca fue Amado Boudou, antes de convertirse en un sinónimo internacional de corrupción en la función pública.
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