Trabajan más de 196 mil niños y adolescentes en Chile

Chile
Unos 196 mil niños y adolescentes chilenos de entre cinco y 17 años ejercían algún tipo de trabajo al menos por una hora semanal hasta diciembre pasado, de acuerdo con estadísticas de organismos oficiales.

Según datos del estatal Servicio Nacional de Menores (Sename), unos 107 mil niños, niñas y adolescentes trabajan en condiciones inaceptables, realidad que es atendida desde hace varios años por el Estado con planes y programas especiales.

Las autoridades chilenas buscan que este país sea el primero de la región en erradicar, hacia 2015, las peores formas de trabajo infantil, en tanto el trabajo infantil global debería no existir hacia 2020, con el 100 por ciento del trabajo adolescente protegido.

En Chile, las actuales leyes laborales permiten que adolescentes de entre 15 y 18 años de edad puedan trabajar, pero deben hacerlo bajo el marco de un contrato legal de trabajo y la autorización de sus padres o tutores.

El Estado chileno cuenta con un Plan Nacional para la Prevención y Erradicación Progresiva del Trabajo Infantil y ha suscrito varios compromisos internacionales, entre ellos el Convenio 182 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

A partir de 2002, este país sudamericano cuenta con un Sistema de Registro Unico e Intervención de las Peores Formas de Trabajo Infantil, el cual busca tener información permanente sobre los niños y adolescentes involucrados en las peores formas de trabajo infantil.

Hasta diciembre de 2011, según estadísticas oficiales, habían sido ingresados a ese Sistema de Registro cuatro mil 034 casos, de los cuales el 58.1 por ciento correspondían a hombres y el 72.5 por ciento tenía 15 y más años de edad.

En cuanto al tipo de actividad que desarrollaban, un 32.7 por ciento estaba involucrado en explotación sexual comercial y un 30.9 por ciento en alguna modalidad de trabajos estimados peligrosos por sus condiciones.

Las peores formas de trabajo infantil, según la OIT, se refieren a la explotación de niños, niñas y adolescentes por parte de adultos en actividades económicas que ocasionan daño a su desarrollo físico, psicológico y moral.

Entre éstas se encuentran la esclavitud, la venta y trata de niños, el trabajo forzoso u obligatorio y la utilización, reclutamiento u oferta de niños o niñas para la prostitución, la producción de pornografía o actuaciones pornográficas, entre otras.

El Sename posee 16 programas reparatorios vinculados a la atención de víctimas de explotación sexual comercial, además de otros planes vinculados a la prevención del trabajo infantil mediante intervenciones tempranas a nivel local.

Para los expertos, el esfuerzo que se realiza para combatir el trabajo infantil debe contemplar alianzas con los gremios empresariales para que las firmas privadas no contraten en puestos laborales a menores de edad.

Uno de los focos, al menos en Chile, debe estar en el sector agrícola, donde el trabajo infantil es parte de la cultura, por lo que se deben implementar planes educacionales para instruir a los adultos y reducir la cantidad de menores que trabajan en ese sector.
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