En un chat con el diario británico The Guardian, el fundador de WikiLeaks elogió al soldado que, según el Pentágono, copió los documentos diplomáticos; advirtió que en cables no difundidos aún hay referencias a ovnis
Scotland Yard dice que sabe donde está y que lo detendrá en la jornada, pero lo cierto es que el fundador de WikiLeaks, Julian Assange, sigue sin aparecer, al menos personalmente.
Y es que desde las 11, el diario londinense The Guardian , mantiene en vivo un chat con el ex hacker australiano, que responde a las preguntas envíadas por los lectores.
Aunque el incremento del tránsito complica el acceso al sitio, los usuarios pueden interiorizarse sobre los pormenores de la difusión de más de 250.000 cables secretos del Departamento de Estado norteamericano, que fueron entregados a cinco de los más importantes medios del mundo.
¿Le gustaría volver a su país [Australia]? ¿O esta eso fuera de las chances frente a la posibilidad de ser arrestado apenas llegue allí?, fue la pregunta inicial de la entrevista.
«Soy un ciudadano australiano y extraño mucho mi país. Sin embargo, en las últimas semanas, la primer ministra Julia Gillard y el fiscal general, Robert McClelland, han dejado en claro que mi retorno no sólo es imposible, sino que, además, están trabajando activamente para cooperar con los Estados Unidos y sus ataques en mi contra y de mi gente. Esto lleva a que me pregunte qué significa ser ciudadano australiano, si es que significa algo en realidad. ¿O se supone que todos terminaremos siendo tratados como David Hicks mientras los políticos australianos y diplomáticos son invitados a los cócteles de la embajada de Estados Unidos?», respondió.
¿Cómo cree que cambiaron los asuntos mundiales? Teniendo en cuenta la atención y crédito que ha generado, ¿no debería dirigir algún halago a sus fuentes?, continuó el chat.
«Durante los últimos cuatro años uno de nuestros objetivos fue resguardar a nuestras fuentes, que son quienes toman los verdaderos riesgos. Sin sus esfuerzos, los periodistas no serían nada. Si, tal como denuncia El Pentágono, el soldado Bradley Manning está detrás de nuestras filtraciones más reciente, estamos sin duda ante un héroe sin par», sentenció.
¿Ha difundido o piensa difundir cables con nombres de sus informantes afganos? ¿Piensa mantener nombres en el anonimato para evitar que queden personas en riesgo?, preguntaron.
«WikiLeaks tiene una historia de cuatro años de publicaciones. En ese período no ha habido acusaciones creíbles de organizaciones como el Pentágono que demuestren que una sola persona haya sufrido daños a partir de nuestro trabajo. Y esto pese a que muchos intentaron manipular y dar vuelta las cosas para conducir a la gente hacia conclusiones falsas. No prevemos ningún cambio en nuestra política sobre este punto», explicó.
El Departamento de Estado está sembrando dudas respecto de si usted es periodista. ¿Lo es? Teniendo en cuenta que se dedica a difundir información que alguien (o nadie) quiere que se conozca, ¿importa que sea o no periodista?, investigaron.
«Cuando tenía 25 años escribí mi primer libro de no ficción. Fue una coautoría. Desde entonces, estuve involucrado con documentales de no ficción, diarios, televisión e Internet. De todas maneras, no es necesario debatir si soy o no periodista, o si quienes trabajan para nosotros deberían dejar de serlo cuando comienzan a escribir para nuestra organización. Aunque todavía escribo e investigo, mi rol es primordialmente el de un editor en jefe que organiza y dirige a otros periodistas», relató.
Además de cuestiones relacionadas directamente con los cables o el funcionamiento del sitio, no faltó la pregunta sobre vida en otros planetas: ¿Tuvo acceso a documentos referidos a ovinis o extraterrestres?, indagaron.
«Muchos excéntricos nos envían mails sobre ovnis o sobre cómo descubrieron que eran el anticristo mientras charlaban con su ex mujer durante una fiesta alrededor de una planta de marihuana. De todas formas [esos testimonios], no responden a dos de nuestros requisitos de publicación: que los documentos sean originales y que no tengan como autores a quienes hacen los relatos. Sin embargo, vale destacar que en cables [del Departamento de Estado] aún no difundidos hay referencias a ovnis», reveló.
¿Qué pasó con los documentos que figuraban en el sitio de WikiLeaks antes de la última «mega serie» de cables. ¿Va a colgarlos nuevamente en línea?, averiguaron.
«Muchos de esos documentos siguen disponibles en sitios espejo de WikiLeaks. La información se irá reponiendo en cuanto podamos hacer frente a las dificultades de ingeniería. Desde abril de este año nuestro calendario de publicaciones ha dejado de pertenecernos para pasar a depender de los movimientos de «elementos abusivos» del gobierno de los Estados Unidos en contra nuestro. Que quede claro que estoy profundamente dolido con que mi trabajo (y el de muchos otros) de tres años y medio no sea fácilmente accesible para el gran público», comentó.
¿Esperaba semejante impacto en el mundo entero? ¿Teme por su seguridad?, inquirrieron.
«Siempre creí que WikiLeaks, como concepto, tendría un rol global y, en algún punto, eso quedó claro cuando en 2007 cambiaron los resultados de una elección en Kenia. Pensé que ser reconocidos por otros en este papel tan importante nos llevaría dos años y no cuatro. Eso nos deja algo retrasados y con mucho trabajo por delante. Las amenazas contra nuestras vidas son de dominio público. Sin embargo, tomamos todas las precauciones de las que somos capaces teniendo en cuenta que enfrente tenemos a una superpotencia», dijo.
Entre los lectores que enviaron preguntas figuró un ex diplomático británico que consideró que una embajada que no puede enviar mensajes de manera segura no puede trabajar, y que la diplomacia toda no puede operar sin discreción y protección de las fuentes. Con la publicación de este gran volumen de correspondencia reservada, Wikileaks no está sacando a la luz irregularidades específicas, sino dañando todo el procedimiento diplomático. ¿Por qué no deberíamos responsabilizarlo cuando la próxima crisis no pueda resolverse porque los diplomáticos no estarán en condiciones de hacer su trabajo?, cuestionó.
«Si recortara su exposición editorial a la pregunta que de hecho quiere hacerme, estaré contento de responder», sentenció.
¿Puede explicar porque en algunos de los cables filtrados se suprimieron identidades? Algunos documentos se reproducen sólo parcialmente. ¿Quién toma esas decisiones? ¿Hay un orden preestablecido para la publicación de los documentos o se los elige al azar?, consultaron.
«Los cables que hemos publicado surgen de una selección hecha por nosotros y por nuestros medios asociados [El País, Der Spiegel, Le Monde, The Guardian y The New York Times]. Fueron redactados por los periodistas que quedaron a cargo de cada una de las historias y deben conocer el material en profundidad para poder escribir las notas. Los artículos son revisados por al menos un periodista o editor. También supervisamos la información que proveen otras organizaciones para asegurarnos de que el proceso funciona correctamente», expuso.
Assange, de 39 años, está acusado en Suecia de haber violado y acosado sexualmente a dos mujeres durante cinco encuentros en agosto pasado; la orden de detención había sido emitida antes de que se produjera la megafiltración que dejó al desnudo a la diplomacia de la Casa Blanca.
Fuente: La Nación