Hacía poco tiempo que estaba viviendo, junto a su marido, en el country Club Campo Pueyrredón. El día que se quedó sola en la casa, dos encapuchados entraron de noche, la encerraron en uno de los baños y huyeron del lugar con 10 mil dólares y varios objetos de valor.
No le hicieron nada, pero la maniataron para que no molestara mientras los delincuentes vaciaban la propiedad. Los investigadores creen que hubo un “entregador”, ya que uno de los asaltantes le dijo a la mujer: “sabemos que tu marido tiene una agencia de autos en San Isidro”.
La casa asaltada está a sólo 40 metros de la entrada y de la cabina de los guardias. El predio queda en Pilar, en el kilómetro 49 de la ruta Panamericana, y tiene varios sistemas sofisticados de seguridad. Pero ni las tantas cámaras de vigilancia, ni el alambrado de dos metros de altura que rodea el perímetro del country, reforzado por sensores de movimiento que detectan el mínimo corte o daño en el alambre, pudieron frenar a los escurridizos ladrones.
Nadie los vio entrar ni salir, en ningún momento, del predio. Esto hace sospechar a la Policía que quizá entraron por la puerta principal, simulando ser “albañiles y jardineros”.
Según los investigadores, los delincuentes esperaron a que oscureciera y sorprendieron a la mujer mientras dormía. Encontraron el dinero en un placard -un dato que se cree que ya tenían- y escaparon del lugar además con un reloj Rolex, otro Bulgari, teléfonos celulares y una computadora notebook.
El Club Campo Pueyrredón tiene 34 hectáreas y 300 propiedad, todas habitadas. La Policía todavía no descubrió como hicieron los ladrones para escapar sin ser vistos.
Fuente: La Razón