Cuadros apoyados en el piso, pinceles y paletas sobre las mesas de trabajo, olor a pintura y el artista creador de las obras disponible para conversar con el público. Un panorama totalmente diferente del de una muestra de arte fue el que se vio ayer en la segunda edición de «Talleres Abiertos de Par en Park» .
Entre las 14 y las 21, los doce artistas que trabajan en el edificio del que se enamoró Pérez Célis junto a la autopista, en Barracas, abrieron sus talleres al público en general y también recibieron a colegas invitados.
«Yo vivo acá al lado, pero nunca había entrado. Me encantó poder ver este tipo de arte que no es el que se suele ver», dijo Astrid Pérez, de 17 años.
Junto con su amiga Aída Napolitano, de 16, Astrid conversó un largo rato con Eugenio Cuttica, uno de los prestigiosos artistas cuyo taller estaba repleto de obras de distintos tamaños y técnicas.
«Abrir el taller es una oportunidad de juntarnos artistas con espectadores. Como está estructurado el comercio del arte actualmente siempre hay un intermediario que muchas veces pone distancia entre artista y espectador por un motivo de peculio», afirmó Cuttica.
«Está Marino Santa María y podés conversar con él. Esto es real», expresó Alejandrina Solari a una de sus quince amigas que comparten el gusto por el arte y con las que llegaron especialmente en combi desde Pehuajó, donde viven.
«He montado el lugar como una galería, pero la experiencia es otra porque fue adecuar mi taller que, en general está lleno de cemento, arena y ayudantes yendo y viniendo», manifestó Santa María, quien hizo para la ocasión una instalación con placas de computadoras descartadas por la Fundación Equidad.
Entre los visitantes había vecinos, estudiosos del arte y coleccionistas. Se concretaron algunas ventas, pero no muchas. «Creo que se deberían hacer rebajas por venir a comprar al taller; algo que quizás incorporemos en otras ediciones», propuso Daniel Corvino, otro de los artistas anfitriones entre los que también estaban Milo Lockett, Eduardo Hoffmann, Ana Candiotti y Héctor Sánchez Fantino..
Fuente: LA Nación