Se había convertido desde fines de la semana pasada en una obsesión para el Banco Central: los técnicos de la mesa de dinero del organismo entendieron la cifra de los u$s 40.000 millones como un piso psicológico que las reservas no debían perforar bajo ningún aspecto.
Para evitarlo, se esforzaron desde entonces para impedirlo -otra vez- con llamados a los banqueros que operan en el mercado cambiario mayorista.
El stock resistió por encima de esa «mágica» cifra en las dos primeras jornadas adversas de la semana (lunes y martes).Pero el esfuerzo no alcanzó.
Y en medio de los fuertes vencimientos de deuda, la persistente fuga de depósitos en dólares y la histórica caída del precio del oro (un activo estratégico en el que está invertida una parte de las reservas), la entidad que dirige Mercedes Marcó del Pont debió rendirse ante la mala noticia.
Ayer, finalmente, el BCRA informó que tras el pago del Bonar X (u$s 224 millones) y leves descensos en los precios del oro, del euro y de los bonos del Tesoro norteamericano, el stock de reservas quedó en los u$s 39.810 millones, y marcó así su menor nivel desde mayo de 2007.
Según la versión de algunos banqueros, que niegan desde el propio BCRA, los funcionarios solicitaron en los últimos días a los ejecutivos financieros que realizaran al menos dos operaciones que les servirían para nutrir sus arcas: ventas de divisas en el mercado (que terminaba comprando sólo el BCRA) y préstamos en dólares al ente a un día de plazo (los pases pasivos en moneda extranjera).
Algunas entidades habrían cumplido y le garantizaron quedar con un stock de u$s 40.010 millones el lunes y de u$s 40.056 millones el martes, según consigna Ambito.
El Central se quedó esperando abril como la salvación para sus reservas, bajo la percepción de que la llegada de la liquidación del agro lo ayudaría a sumar divisas. Pero eso no ocurrió.
«Se esperaba que las exportaciones agrícolas volvieran a aportar un flujo de divisas similar al de 2011, pero la combinación de menores cantidades, menores precios y mayores stocks obliga a ajustar las expectativas a niveles similares a 2012, afectado por la sequía», consideró el economista Hernán Lacunza.
Fuente: iPRofesional