La Cámara baja parlamentaria (Bundestag) ha aprobado este jueves con mayoría abrumadora la participación alemana en el rescate financiero a Chipre. Votaron a favor 487 de los 602 diputados presentes. Además de la coalición de centroderecha entre democristianos (CDU/CSU) y liberales (FDP) que preside Angela Merkel (CDU), la oposición de socialdemócratas (SPD) y Los Verdes apoyaron la ayuda. Ambos partidos habían abogado por la implicación de los bancos chipriotas en el rescate. El ministro de Hacienda Wolfgang Schäuble explicó ante el pleno parlamentario que “si no recibe ayuda, Chipre quebrará inevitablemente”.
Como representante del Gobierno en el debate, el ministro defendió la participación de los grandes depósitos bancarios en el rescate y anunció que “debe respetarse una cadena de responsabilidades” en futuras crisis bancarias. Los primeros en responder ante el riesgo de bancarrota serán los propietarios, después los inversores externos y, por último “y hasta cierto límite”, los depositantes. Solo entonces intervendrán, ha dicho el democristiano Schäuble, los Estados y la Unión Europea. “Este orden deberá respetarse también en la [futura] unión bancaria” que están preparando los líderes europeos.
Schäuble argumentó que una bancarrota de Chipre “encerraría riesgos de contagio” a otros socios de la Unión Monetaria, sobre todo España e Italia. Pese a su irrelevante contribución al Producto Interior Bruto europeo, el diminuto país mediterráneo adquiere por eso “relevancia sistémica”. Esta es una de las condiciones para que entren en acción los mecanismos de estabilidad europeos que pondrán la parte del león del rescate. En cuanto al sector bancario de Chipre, Schäuble celebró que “va a encoger drásticamente hasta dimensiones saludables”. Nicosia atraviesa “una situación dramática” que los ha aislado de los mercados financieros durante más de un año.
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