«Importante. Por circunstancias excepcionales, el museo está actualmente cerrado. Pedimos disculpas a nuestros visitantes, y les mantendremos informado de la hora de reapertura». Con ese mensaje recibe la web del Museo de Louvre a quien teclee su dirección en Internet. Afuera, cerradas hasta nuevo aviso las puertas de la pinacoteca más visitada del mundo —diez millones de visitantes al año— debido a la protesta de los agentes de seguridad, que dicen que no dan abasto ante el recrudecimiento, desde hace meses, de los robos perpetrados por carteristas. Un millar de agentes trabajan en la pinacoteca, de los que la mitad está presente a diario.
Unos 200 empleados del Louvre ha decidido ejercer su derecho a no permanecer en su puesto de trabajo, al tiempo que una delegación de los vigilantes fueron recibidos por la dirección, a la que manifestaron «su preocupación por el recrudecimiento de los tirones y de las consecuencias que tienen en sus condiciones laborales» la proliferación de carteristas», ha explicado el museo en un comunicado. Un empeoramiento que corrobora la empleada y sindicalista Sophie Aguirre: «Desde hace un año y medio son más violentos y actúan más organizados». Uno de sus colegas ha referido el caso de una sala que tuvo que ser evacuada un domingo por los estragos causados por una pareja de rateros.
Después, el Ministerio de Cultura ha recibido a los representantes de los trabajadores y ha informado a la agencia AFP que la ministra, Aurélie Filippetti, va a hablar inmediatamente con su colega de Interior, Manuel Valls, «con el fin de poner en marcha un dispositivo de seguridad adaptado a esta situación inaceptable, y medios policiales adicionales en el exterior del museo». La ministra Filippetti tratará también de «sensibilizar al Ministerio de Justicia respecto a las denuncias» presentadas tanto por los guardias del museo como por los visitantes, muchas de las cuales han quedado archivadas. La dirección ha informado de que tiene al menos 150 quejas de particulares que se han visto afectados por este tipo de robos.
Los carteristas están «cerca de las entradas, a la salida del metro Palais Royal- Museo del Louvre, y en el propio museo, están en todas partes y ni siquiera se esconden», ha explicado un empleado al diario Metro. Este trabajador ha explicado que los ladrones «entran en las salas y roban de los bolsillos o los bolsos de los visitantes». A ello se añaden «insultos, escupitajos y amenazas» a los empleados.
En muchos casos se trata de menores que quedan rápidamente en libertad
La dirección ha señalado en esa nota que muestra «su apoyo total» a los vigilantes, e insiste en que «ha avisado desde hace meses a los poderes públicos» que «tiende a agravarse» las circunstancias pese a las medidas que se han puesto en marcha. Así que hoy, La Gioconda y el Escriba sentado no tienen quien los admire.
Entre los miles de visitantes afectados está una profesora austriaca de francés, Monika Kreuzig, que de visita en la capital francesa ha visto cómo tras hacer cola «durante una hora ha sido en vano» por el cierre del museo.
Según el relato de los vigilantes, cada vez hay más carteristas y se muestran más agresivos. En muchos casos se trata de menores que, tras ser detenidos por la policía, quedan rápidamente en libertad y vuelven a las andadas en pocos días.
Para hacer frente a esta situación inédita, el Louvre indicó que va a poner en práctica una nueva medida que permitirá a sus agentes prohibir la entrada a los accesos subterráneos del museo a «personas que hayan cometido de forma segura actos delictivos o que hayan violado de manera repetida el reglamento de visita».
En diciembre pasado, la pinacoteca ya había formalizado una denuncia ante la Fiscalía de París, establecido una cooperación más estrecha con los servicios policiales y se había dirigido a los consulados de los países de donde proceden buena parte de los visitantes del Louvre para que previnieran a sus ciudadanos del riesgo de sufrir tirones y las fechorías de los carteristas. Permanezcan atentos a la web si van a visitar hoy el museo.
Fuente: El Paìs