Bancos: La satisfacción oficial duró poco, y el BCRA va por más regulación

Los bancos salieron ayer a anunciar un tope en tarjetas. Lo hicieron luego de que la semana pasada el Gobierno los indujera para que lo hicieran. El anuncio fue bien recibido por el Banco Central, pero no suficiente. Característico de quienes caen en un vicio es sufrir una adicción y en ello se encuentra el Gobierno. Quieren más. Y los banqueros alertan: «Si se pasan de mambo, puede haber un desastre».
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24) Los bancos privados y públicos (nucleados en Adeba y Abappra) salieron a anunciar ayer en conjunto que limitarán en un 30% anual las tasas de interés que cobran por financiar con tarjeta de crédito (luego de que la semana pasada el Gobierno los indujera para que lo hicieran). Atrás de ellos se apuraron a salir las entidades extranjeras, representadas por ABA, después de una reunión que mantuvieron durante más de cuatro horas en la sede de la asociación, y anunciaron que trabajan «activamente» en el armado de «una acción que beneficiará a todos los usuarios de tarjetas de crédito».

El anuncio (posterior a la ‘presión’) fue bien recibido por Mercedes Marcó del Pont, pero no suficiente.

Según el diario ‘Ambito Financiero’, tienen en mente nuevos objetivos de regulación que están incluidos también en el financiamiento al consumo, y que afectarán a otros segmentos y productos sobre los que tienen previsto avanzar en el corto y el mediano plazos.

Entre ellos, al menos, tres:

– la posibilidad de «ordenar» en una normativa específica las novedades difundidas ayer por las entidades, como un plan para asegurarse la continuidad de éstas en el tiempo;

– extender la regulación, no sólo sobre las tasas nominales de las tarjetas (estipuladas en los anuncios de ayer), sino también sobre el costo financiero total que cobran los bancos, y en el que incluyen con cierta libertad otros cargos; y

– ampliar la supervisión y el monitoreo sobre otras líneas de financiamiento que tienen como fin último el consumo (por ejemplo, préstamos personales).

La de ayer fue una jornada larga para los principales banqueros locales, que debieron hacer los mayores esfuerzos de los últimos años por dar publicidad a su alineamiento con los objetivos del Gobierno.

El sacrificio de Adeba y Abappra supuso comprometerse a una baja de 15 puntos porcentuales sobre las tasas que hoy cobran en sus plásticos; el de ABA, a su vez, consistirá en anunciar la semana que viene planes de cuotas sin interés y descuentos para las compras en un solo pago en productos básicos, como alimentos, en todo el país.

«Es positivo, porque va en la misma dirección de lo que venimos trabajando en la política de garantizar el financiamiento en términos razonables», dijeron fuentes oficiales como si la decisión de los bancos hubiera partido de la nada.

Los ejecutivos confían en que, dentro de esta voraz pretensión por regularlo todo, el mismo BCRA encuentra también su propio límite: la función primordial (e histórica) de «velar por la solvencia» del sistema financiero. «En la medida en que se pasen de mambo, puede haber un desastre», asustó ayer un banquero.

# Nuevas medidas en la líneas de cajas

Solo. Cada vez más solo. Esta es la idea que tiene el Banco Central para quienes se avengan a entrar en una entidad bancaria y hacer los trámites. Una nueva reglamentación de “seguridad mínima” obligará a las entidades a aislar, aún más, a los clientes dispuestos en las cajas de atención al público.
Hasta ahora, cualquier persona que realizaba sus operaciones debía pasar el panel de seguridad de las cajas de atención al público pero una vez del otro lado, podía mantener contacto visual con otros clientes. De la misma forma, el cajero que lo atendía, también tenía acceso visual a su compañero de trabajo.

Ahora los bancos cambiarán nuevamente de estética. A pedido del BCRA, cada persona que ingrese en la caja, estará “aislada” del resto de los clientes en una especie de “minicabina”. Lo mismo pasará con el cajero: tampoco podrá mantener contacto visual con su compañero de trabajo.

“Se deberá contar, acorde con la disposición y el diseño de cada local, con barreras visuales para la protección de la privacidad en las transacciones en las líneas de caja, impidiéndose totalmente la visualización desde el recinto de atención al público hacia la posición de los cajeros”, señala la flamante normativa.

“También se deberá impedir la visión mediante mamparas laterales, tanto en la posición del cajero como del cliente las cuales deberán garantizar total privacidad en las transacciones, obstaculizando la visualización por parte de las personas que se encuentren operando en el sector de cajas de las acciones que se lleven a cabo en las cajas contiguas, ya sea por parte del cliente como así también del personal afectado a dicha función”, agrega a la reglamentación.

En el BCRA señalaron que se trata de medidas que “complementan” las que ya estaban. A la vez, dejaron trascender que una cantidad importante de sucursales no cumplía plenamente con las normativas.

Además, según el diario ‘El Cronista’, el BCRA prevé cambios para el funcionamiento de los cajeros automáticos. No sólo se permitirá de ahora en más utilizar el mismo dinero de las sucursales para recargar los cajeros (de esta forma se ahorrará tiempo en la recarga y se presume que no faltará dinero en forma tan repetida) sino que también existirán especificaciones para la recarga y el tipo de cajero automático que puede funcionar los fines de semanas.

En rigor, la nueva normativa prevé, ahora, más modificaciones para poder ofertar las cajas. Un tercer punto de la ley indicaba que los bancos debían instalar mamparas en las líneas de cajas que permitan a las personas realizar transacciones sin estar a la vista del resto de los clientes presentes en la entidad.

“»Con las mamparas, a pesar de que no todas cumplen con exactitud lo establecido por la ley, se logró reducir la cantidad de salideras bancarias, pero con el resto de las medidas no hubo avances porque no se aplicaron”», explicó Nydia Zingman de Domínguez, abogada especialista en seguridad bancaria y profesora de la UBA.