Después de ver al Papa, Cristina llamó a “dejar de lado el odio”

Por Pablo De León
La Presidenta mostró un llamativo cambio de tono en su discurso, ayer, por el aniversario del último golpe militar. “Quiero que los argentinos nos entendamos”, dijo. Y hasta reparó en la “condición humana” de los represores.

La presidenta Cristina Kirchner sorprendió ayer con un giro en su discurso y abogó por el diálogo y por el entendimiento de “los 40 millones de argentinos”. El llamativo cambio sucedió durante un acto en Castelar, partido de Morón, en el marco de los actos conmemorativos por los 37 años del último golpe militar. En la Casa de la Memoria y la Vida –donde entre 1977 y 1978 funcionó uno de los centros clandestinos de detención y tortura más temibles– Cristina reclamó que los argentinos “nos entendamos de una vez por todas” y aseguró: “Lo que quiero es que no peleemos, que nos entendamos. Ahí está la clave.

Algunos quieren que nos peleemos y no les voy a dar el gusto. Nos vamos a entender lo argentinos de una vez por todas”, planteó.

Evidentemente, su visita al Papa Francisco modificó el espíritu de sus palabras. Este modo, fue comunicado de modo vertical en los últimos días a los dirigentes kirchneristas, incluidos integrantes de La Cámpora como Juan Cabandié o dirigentes de derechos humanos, como Hebe de Bonafini, que cambiaron radicalmente sus discursos respecto de la hostilidad que manifestaron en los primeros momentos posteriores a la elección de Jorge Bergoglio como nuevo Papa.

Ahora, la Presidenta asumió con su propia palabra en el atril y señaló que “el odio nos convierte en personas feas, que tal vez sufran sin darse cuenta”.

Un llamado al diálogo se vio en frases como “no hay libertad sin amor al prójimo” , “el egoísmo es el hijo del miedo” y aseveró: “Yo soy la morocha argentina.

No nos vamos a pelear, no les voy a dar el gusto”.

Cristina recordó a los miembros de la CONADEP que hicieron el histórico informe “Nunca Más” en 1984, y como parte de la gestualidad de mano tendida, reveló que había invitado al acto a sus ex integrantes sobrevivientes, como la periodista Magdalena Ruiz Guiñazú y Graciela Fernández Meijide.

La orden de Cristina fue clara, luego del viaje al Vaticano: capitalizar el espíritu austero y de buenos modos instaurado por el Papa en sus gestos y acciones y asumirlo como propio. Por eso, se podrán escuchar ahora en boca de la Presidenta frases como las pronunciadas en Morón como “ser diferentes no significa que uno sea mejor y otro peor” y “lo maravilloso es reconocerse en la diferencia”.

Estas frases de Cristina despertaron curiosidad en la red social Twitter y se generaron dos hashtags o etiquetas: #Efecto Bergoglio y #EfectoFrancisco En el mismo tono reflexivo y conciliador se refirió a la “condición humana” en la que conviven “lo mejor y lo peor”, dijo; y también sorprendió por la forma en que aludió a los represores de la dictadura: “Sería fácil imaginar que quienes cometieron estos hechos fueron monstruos o seres extraterrestres, porque nos dejaría con la conciencia tranquila”. “Pero no –siguió–, los que han hecho estas cosas han sido hombres que cuando llegaban a sus casas dormían con su mujer, besaban a su hijo, acariciaban a su perro, comían en la mesa, y también iban a misa o a cualquier lado”. Y concluyó que “está en cada uno de nosotros hacer el esfuerzo personal para que en cada uno aflore únicamente lo bueno y lo mejor; que tengamos la fuerza suficiente para dejar de lado lo malo, lo feo, el odio”.

El giro lo intentó justificar, luego del acto, el propio jefe de Gabinete. Juan Manuel Abal Medina, aseguró que “la clave del discurso de la Presidenta”, en el acto por los 37 años del golpe de 1976, “es que todos los argentinos con sus diferencias y desde su lugar construyan una patria más justa y más libre”. E insistió que en el Gobierno nacional “no hubo ningún cambio” de postura y que “fue una mentira mediática que instaló Clarín ”.

Cristina inauguró así el “Espacio Mansión Seré”, con un centro de investigación e interpretación de nuestra historia reciente, según los organizadores del acto. El centro de detención clandestino estuvo bajo responsabilidad de la Fuerza Aérea y pocos días después de la fuga de cuatro detenidos, fue dinamitado para no dejar rastros.

De la actividad participaron Lucas Ghi, el ex intendente de esa localidad y actual titular de la AFSCA, Martín Sabbatella.

Fuente: Clarìn