A esta altura del torneo, el River de Ramón está mejor en la tabla que el de Almeyda pero necesita jugar mejor y definir un estilo. ¿Le alcanza para luchar por el título?
De un Pelado a otro hay 14 años de diferencia y maneras de ser distintas. Lo que los une es el amor por River. Hay respeto mutuo, tanto que se juntaron y hablaron de fútbol justo antes del cambio de mando. Y también hay dos arranques de campeonato diferentes por contexto (nada menor en el caso River), estilos de juego, sistemas tácticos y puntos conseguidos.
El equipo de Ramón todavía busca una identidad, ese yo que toda formación necesita. En seis fechas deambuló entre muestras de personalidad y templanza al quedar con uno menos ante Belgrano, ratos de buen fútbol con Estudiantes y Tigre, bajones pronunciados en esos mismos partidos y en los 90 minutos ante San Lorenzo, una reacción intempestiva frente a Tigre y un viandazo táctico, estratégico y de idea en la todavía fresca visita a Newell’s.
Hace un torneo, River vivía un renacer por aquel partidazo que había jugado ante Newell’s, el mejor de un equipo vestido con la banda roja en mucho tiempo. “Empieza una nueva era”, había pronosticado Almeyda. El presagio duró lo que dura una gota de agua en medio del desierto (el baile de Vélez).
En seis fechas, Matías Jesús mostró en sintéticas dosis lo que había mostrado en la B Nacional y lo que repitó hasta que los hechos y Passarella lo invitaron a dejar el cargo: cambios constantes, Vella de lateral izquierdo en el regreso a Primera, Cazares titular una vez, un 4-4-2 que se rompió para aquel 3-3 con Newell’s y una ansiedad generalizada que venía del vía crucis por la BN.
Ramón rompió su 3-4-1-2 por una cuestión central más allá de tomar recaudos para ir a Rosario: el enganche que pidió nunca llegó y los que puso no rindieron. Lanzini primero, Mauro Díaz después y el equipo en general no pudieron ensamblar un discurso ambicioso y acorde a la historia con un juego que al menos le haga una caricia a tanta historia. Tampoco es cuestión de rozar el apocalipsis porque ese escenario ya pasó, pero que River no juega bien es elocuente. En el torneo Final no pudo repetir aquella actuación contra Boca, en Mar del Plata en el verano, que tuvo todo lo que quiere que tenga el riojano.
Aquella vez, en River se hablaba de readaptación a la A, de sumar puntos y de luchar hasta el final por el campeonato: se cumplieron las dos primeras partes. El estilo Ramón oxigenó tanto el ambiente interno que hoy sólo se habla de ir por el título y volver a la Libertadores. En este contexto, vale preguntarse en un fútbol argentino austero de pies a cabeza: ¿River tiene jugadores distintos como para ser considerado candidato al título? Sí al compararlo con los rivales; no si se mide con planteles anteriores al tsunami millonario.
De un Pelado a otro son 12 puntos de Díaz (ocho goles a favor y siete recibidos) en seis fechas contra nueve de Almeyda (10 y 8). Son 19 jugadores usados por Ramón y 23 por Matías: de esos futbolistas, sólo Mercado (un elegido) fue siempre titular con ambos en el mismo período. Son, al fin de cuentas, más puntos y casi el mismo juego para un River que sigue buscando su Nor te.
Fuente: Olè