Bonos en la montaña rusa, ¿tren fantasma para la economía real?

Un viento cruzado sería muy inoportuno en este 2013 que no arrancó bien.

El jueves, luego de la audiencia en Nueva York por el juicio con los llamados fondos buitre, el mercado financiero reaccionó negativamente en Buenos Aires. El rebote del viernes no alcanzó a recuperar las pérdidas. Parecen predominar las apuestas a que la Argentina queda encerrada y termina proponiendo un canje para todos los títulos emitidos bajo jurisdicción Nueva York, en un proceso no exento de incertidumbre.
El fallo, que habrá de conocerse en las próximas semanas, de todos modos, podría sorprender positivamente en caso que deje afuera del litigio al banco que se ocupa de pagarle a los bonistas cada vez que recibe giros de la Argentina. También, si se inclina por un monto intermedio entre lo que reclaman los fondos buitre y lo que hasta ahora ha ofrecido el Gobierno.
Hasta que se defina la situación, los bonos argentinos irán por la montaña rusa. El problema está en el crédito externo, que ya fue afectado por los controles cambiarios en 2012 y que podría seguir deteriorándose en 2013 en caso de que el litigio no tenga definición favorable a la Argentina en el corto plazo. Esto amenaza a la economía real y al empleo, como si hubieran sacado boletos para el tren fantasma. Esperemos que puedan evitar el túnel a tiempo.

El próximo pago vinculado a la deuda pública que la Argentina deberá efectuar vía Nueva York tiene fecha el 31 de marzo (bonos Par). La corte neoyorquina que convocó a la audiencia del miércoles pasado, le abrió una ventana de oportunidad al Gobierno al solicitarle formalmente una propuesta de pago a los fondos buitre para antes del 29. Argentina tiene restricciones para ofrecer más que lo que recibieron los bonistas que entraron a los canjes de 2005 y 2010, pero podría mejorar lo ofertado hasta aquí incluyendo bonos cupón cero ya cobrados. Respecto del mecanismo de pago, todo sigue sujeto a conjeturas. Una cosa es si la Corte obliga al Bank of New York a desviar a favor de los fondos buitre divisas giradas por la Argentina para pagos rutinarios a los bonistas, y otra, si lo desliga de tal responsabilidad.
El árbol de opciones que se abre a partir del fallo es bien enredado y hay que ser un verdadero experto en leyes para anticipar los pasos siguientes. Pero, lo descripto alcanza para encuadrar el escenario financiero como una verdadera montaña rusa, en la que la volatilidad será la característica principal. El precio de los bonos jurisdicción Nueva York, que hasta ahora se han venido pagando normalmente, puede subir o bajar en porcentuales de dos dígitos según el tipo de fallos y apelaciones que se vayan conociendo. Y esta volatilidad no puede dejar de trasladarse al resto de los activos financieros.

Aunque no se contempla un escenario disruptivo y, en el caso más traumático hay que prever un litigio permanente con los fondos buitre y una propuesta de cambio de domicilio, de Nueva York a Buenos Aires, para el pago de los bonos surgidos de las reestructuraciones de 2005 y 2010; hay que tener en cuenta que; a) hasta que el panorama se defina +y se estabilice, pasaría un buen número de meses: b) mientras tanto, inevitablemente, habría especulaciones sobre la suerte del eventual canje, con impacto en los mercados.
Un viento cruzado sobre el camino de la economía real sería muy inoportuno en este 2013 que no arrancó con el pie firme en términos de nivel de actividad. El arrastre estadístico para este año es débil, algo inferior a uno por ciento, y los datos de enero que se conocen (IGA-Ferreres, por ejemplo) marcan una variación interanual apenas por encima de cero (0,2 por ciento). La creación de empleo, por su parte, se encuentra estancada desde hace varios trimestres cuando se focaliza en puestos privados formales, que son los que reflejan con precisión la marcha de las nuevas inversiones y la tendencia de la capacidad contributiva del país en términos fiscales. No es sustentable una economía que sólo crea empleos en el Estado y en la informalidad.
Hay que tener en cuenta, además, que la expansión de la inversión y del empleo entre 2005 y 2010 se apoyó, fundamentalmente, en el autofinanciamiento de las empresas, favorecido por holgados márgenes de rentabilidad. Esta situación cambió en forma drástica: muy pocos sectores pueden hoy exhibir buenos balances en términos de rentabilidad, por lo que el autofinanciamiento ya dejó de ser la fuente principal de nuevas inversiones.
El Gobierno está tratando de forzar la marcha en el direccionamiento del crédito bancario a favor de la inversión. De hecho, los préstamos al sector privado están aumentando en términos nominales a un ritmo cercano al tres por ciento mensual en el último período. Pero se sabe que no hay suficientes líneas de largo plazo y que, además, el volumen de depósitos y créditos del sistema financiero local es limitado cuando se lo compara con el valor agregado total de la economía.
Dado el reducido aporte a la inversión que hoy pueden hacer el autofinanciamiento y la oferta local de préstamos, para la Argentina es clave no seguir perdiendo líneas de créditos del exterior, luego de un 2012 para olvidar.
Los controles cambiarios y al comercio exterior que comenzaron a fin de 2011 repercutieron negativamente en el acceso al financiamiento externo del país. Esto explica por qué las reservas del Banco Central siguieron cayendo, a pesar de que los controles redujeron la fuga de capitales de 21.500 millones de dólares en 2011 a 3.400 millones en 2012. La menor oferta de crédito externo y las cancelaciones obligadas generaron un flujo de divisas negativo para el país de 19 mil millones de dólares, más que compensando lo que se “ganó” por los controles. Esto lo sufrieron las provincias, la Nación y el sector privado.
En el caso de las empresas, el perjuicio fue muy significativo: en 2011 habían conseguido nuevos préstamos del exterior por 14 mil millones de dólares, cancelando obligaciones por 9.500 millones (con saldo neto positivo de 4.500 millones de dólares). En cambio, en 2012 el saldo trastocó a un negativo de tres mil millones de dólares, ya que obtuvieron nuevos créditos por 8.800 millones de dólares y cancelaron obligaciones por 11.800 millones.
El débil ritmo al que marcha la economía en 2013 no puede darse el lujo de asistir a una contracción adicional del crédito externo.

*Economista de Ieral
Jorge Vasconcelos.