EL VATICANO, SEDE VACANTE

Desde hoy, Benedicto XVI, por voluntad propia, deja de ser obispo de Roma para convertirse en Papa emérito o Romano Pontífice emérito. Es la primera vez que un Sumo Pontífice de la Iglesia de Roma, pastor de 1 200 millones de fieles en todo el orbe, deja de ejercer el encargo. Es extraño para el mundo católico que esto ocurra. Lo usual era reunir al colegio cardenalicio, que se denomina Cónclave, después de la muerte del sumo sacerdote católico. Desde Gregorio XII, en 1415, un Papa no había dejado el trono romano. Fue entonces la época del cisma y la coexistencia de varios papas de modo simultáneo. Al cardenal Joseph Ratzinger el mundo católico no le dejará de llamar Su Santidad. El anuncio de su renuncia fue el 11 de febrero y se calificó de valiente, ante la falta de fuerza física para seguir en las delicadas tareas del pontificado. En días pasados Benedicto XVI pidió que se adelantara el Cónclave. En el interregno, el cardenal Camarlengo quedará al frente de los temas del poder temporal de la Santa Sede, con un grupo de tres cardenales que rotarán como consejeros hasta que se decida el nombre del sucesor de Benedicto XVI. Para ocupar el trono de San Pedro se mencionan nombres de tres cardenales africanos y varios latinoamericanos, entre ellos de Brasil, Argentina, México y Honduras. Además de al menos un purpurado italiano. El Vaticano estará vacante en circunstancias novedosas.

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