Entre llantos y reclamos de Justicia se conmemoró el primer aniversario de la tragedia ocurrida en Once.
La Plaza de Mayo estuvo colmada de personas pidiendo por avances en la causa y ayuda del Estado.
Insultos, silbidos y abucheos, junto a las lágrimas, el rezo y el reclamo interminable de «justicia», confluyeron a las 8:32 en la estación de Once, momento exacto en el que hace un año la formación impactó contra las barras de contención del andén número dos causando 51 muertos y centenares de heridos.
La mención a la presidenta Cristina Kirchner, al ministro de Planificación Federal, Julio de Vido, y a los ex secretarios de Transporte Juan Pablo Schiavi y Ricardo Jaime encendió la mecha de los reproches de los familiares y quienes se acercaron hasta el andén para recordar la tragedia.
Fue en ese lugar donde se inició el recuerdo de las víctimas, que continuó luego con una misa en la Catedral Metropolitana y una marcha y acto en la Plaza de Mayo, contra las políticas de transporte del Gobierno y el pedido de condena a los responsables «empresariales, políticos y sindicales».
En la histórica Plaza de Mayo se reunieron cientos de familiares y sobrevivientes, acompañados por artistas, dirigentes políticos, sociales y sindicales, y sobre un escenario montado de espaldas a la Casa Rosada desfilaron de a uno para contar su caso y dejar sus palabras de memoria y homenaje.
Cientos de carteles con la leyenda «Ju5T1cia» cubrieron la plaza, la única consigna de la convocatoria «sin banderías políticas», pero en la que no faltaron durísimos cuestionamientos al Gobierno en general y a la presidenta Kirchner en particular.
«Fue una tragedia previsible, producto de la situación desastrosa con la que funcionaba el control cómplice de funcionarios y sus socios sindicalistas. Hoy luchamos para que esa corrupción se termine. Todos los integrantes del Gobierno tienen algún grado de responsabilidad sobre lo sucedido, por acción u omisión. Los funcionarios corruptos mataron a nuestros seres queridos», señaló uno de los párrafos más duros del documento consensuado leído en la Plaza.
El acto en la estación estuvo enmarcado también por un profundo dolor: en medio de rosas rojas, fotografías de familiares fallecidos y velas, a las 8:32 el sonido de una sirena recordó a las víctimas, seguido de un respetuoso minuto de silencio de los presentes.
Uno de los momentos más emotivos se vivió cuando una formación del ex ferrocarril Sarmiento llegó a la estación y los pasajeros comenzaron a aplaudir a los familiares que participaban del acto.
Luego llegaron las críticas: cuando el actor Manuel Callau -quien ofició de vocero del grupo Plataforma 2012- leyó un texto y mencionó a la presidenta Kirchner y a De Vido se escucharon insultos y silbidos, mientras que en los casos de Schiavi y Jaime, el repudio incluyó acusaciones de «corrupto» y «asesino».
«No fue una fatalidad ni un accidente sino un crimen social largamente anunciado», denunciaron los intelectuales, entre los que se contaban a la socióloga Maristella Svampa, y denunciaron que los subsidios al transporte terminaron «engordando los bolsillos de grupos amigos (del Gobierno) como los hermanos cirigliano, de TBA».
Del acto también participó la titular de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Nora Cortiñas, quien se abrazó con algunos de los familiares, y advirtió: «Me siento víctima de esta tragedia».
Cortiñas cuestionó además las palabras con las que la presidenta Cristina Kirchner rindió este jueves homenaje a las víctimas de la tragedia: «No estoy de acuerdo con las palabras de la Presidenta. Los 33 años que venimos luchando no saldan la herida», enfatizó Cortiñas, quien reclamó que el Gobierno «reconozca desde las más altas autoridades» la situación del transporte ferroviario en el país.
Sobre el mediodía llegó el momento de la misa en la Catedral Metropolitana, donde la Iglesia, en la voz del obispo auxiliar de Buenos Aires Eduardo García, advirtió sobre la existencia de «interrogantes silenciados» en torno a la tragedia de Once y reclamó que «nunca más» se esté en presencia de «la muerte absurda».
«No solamente ustedes están rezando, no están solos. Toda la Iglesia hoy se une a su dolor y pide por y también pide con ustedes», enfatizó García en su homilía en la Catedral Metropolitana.
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