Dos rivales que domaron el viento y también los aplausos

Antes de la lluvia, David Ferrer y David Nalbandian triunfaron en sus presentaciones en el ATP porteño; referentes del público, hoy, no antes de las 19.30, se enfrentarán por los octavos de final.

Se ven suéteres y pantalones largos. Se observan bufandas y hasta algún poncho. También capuchas, gorros, y no precisamente los elegantes Panamá, sino otros más abrigados. El viento, arremolinado, provoca un zumbido en la cancha central del Buenos Aires que da escalofríos. Se vuela todo, literalmente. Es invierno londinense en el verano porteño. El cielo, plomizo, hace temer las peores tormentas. En el medio, hay tenistas que luchan contra las irritantes condiciones climáticas; el polvo de ladrillo les lastima los ojos. Intentan domar las ráfagas, la pelota, la raqueta, todo. Pero claro, no es una tarea accesible para todos. Sólo dos sonríen; sólo dos salen airosos de sus batallas individuales en un día feriado, que atrajo a la mayor cantidad de público desde que comenzó el torneo, pero que terminó con la tan aborrecida para los organizadores… lluvia.

Por un lado, David Ferrer, el gladiador, la raqueta N° 4 del mundo, el ejemplo de longevidad. Por el otro, David Nalbandian, el último eslabón de la Legión, el de la mano prodigiosa. El español juega primero y se disfraza de verdugo del chiquilín correntino Agustín Velotti (victoria por 6-4 y 6-1, en 1h19m). El cordobés surge a los pocos minutos y, más allá de las buenas intenciones de Carlos Berlocq, lo vulnera, lo confunde, lo vuelve impotente (triunfo por 6-3, 2-6 y 6-3, en 1h53m). Ferrer y Nalbandian son la atracción; antes del diluvio, los aplausos endulzan sus egos, sus almas. En otros tiempos no tan lejanos ambos podrían haber definido la final de algún ATP; pero ahora, con el unquillense en sus últimos pincelazos, el destino quiere que se enfrenten por los octavos de final de la Copa Claro. Será hoy, no antes de las 19.30, si el clima no sigue alterando los planes.

«Pasé de un torneo en San Pablo bajo techo, con canchas rápidas y muy malas, al de Buenos Aires, con una superficie mucho más lenta. Pero me siento entero. Este año me lo tomaré distinto, eligiendo los torneos que me gustan, jugando menos y no me vuelvo loco por el ranking», expresa Nalbandian, 78° y finalista del Brasil Open el domingo pasado ante Rafael Nadal. Al unquillense le sobró oficio para dominar a Charly Berlocq y, si bien no brilló, cerró el partido con un toquecito delicioso. Se ganó una ovación que, probablemente, a esta altura de su carrera le debe haber provocado un cosquilleo interno, quizás hasta melancólico. Ante Ferrer, una suerte de robot con batería eterna, Nalbandian deberá recurrir a más recursos de los que expuso frente al empeñoso hombre nacido en Chascomús.

«Será muy duro el partido con Ferru, como siempre. Tendré que jugar bien sí o sí. Lo vi un poquito hoy (por ayer) y sé que no será nada fácil», reconoció el jugador de 31 años. Incluso, el historial no lo alivia al David argentino: 8-5 es la estadística en favor del español. Es más, esos cinco triunfos fueron en canchas duras y el año pasado, en la misma Copa Claro, fue Ferrer el hombre que lo dejó afuera en las semifinales. Luego, el valenciano ganó el título. «Me siento muy animado aquí. Por momentos me hacen sentir como un argentino más, es la verdad. Me enorgullece que me traten de espejo, que muchos niños jueguen al tenis por mí o que quieran tener mi forma de ver las cosas. Pero en definitiva éste es un deporte. Y más allá de salir en la TV, somos normales. Así me siento. Lástima que ahora tenga que jugar contra David», añadió Ferrer, que a los 30 años es todo un símbolo de aquellos que luchan por sus objetivos.

Nalbandian y Ferrer fueron las estrellas del día, de una jornada fría, nubosa. Domaron el viento, también la lluvia. Hoy, serán como gladiadores en medio de un coliseo hambriento por el espectáculo.

PERDEDOR CON FORTUNA Y GAUDIO

El partido entre Marco Trungelliti y Facundo Argüello encerró varias historias. Trungelliti, que entró en el cuadro como perdedor afortunado, ganó 4-6, 6-3, 1-0 y retiro de Argüello, por una lesión abdominal (hasta sacó de abajo). Este último está sin coach desde hace un tiempo y en Buenos Aires es «aconsejado» por Gastón Gaudio y Alejandro Lombardo, presentes ayer en la tribuna.

Por Sebastián Torok
canchallena.lanacion.com.ar