Explotó el vestuario

«¿Y en la cara qué nos va a decir?», tiró un referente ante el eventual regreso de Román, que tiene un ala opositora, molesta por sus críticas. La CD aún no le abrió la puerta y sus amigotes lo esperan. ¿Y Bianchi?

¿Y en la cara qué nos va a decir?”.

El textual, desafiante, corresponde a un referente del plantel, no formado en Boca. Uno de ésos que se sintió tocado cuando, hace diez días, Juan Román Riquelme mostró una sinceridad brutal para criticar rendimientos, actitudes y la falta de jugadores importantes. Nunca lo repetirá con el micrófono prendido. Y nadie sabe de qué manera terminará este postulación del 10 de volver a ponerse lo cortos. Sin embargo, su posible regreso generó una atmósfera distinta en el vestuario.

Porque la división no es un invento del periodismo. Sin ir más lejos, Bianchi desarticuló reglas de convivencia y profesionalismo que se habían hecho costumbre: ahora todos deben llegar entre las 7.30 y las 8 para desayunar en el club (la práctica arranca a las 9), ya no se puede tomar mate en la utilería, las mesas para comer dejaron de ser numerosas para reducirse a cuatro integrantes e, incluso, a la hora de correr, el DT desarmó esos grupitos que eran muy visibles.

Lógico, no es todo el vestuario. JR sigue contando con sus laderos. Esos que hoy hacen bandera por la vuelta de su amigo y líder. En definitiva, es el que puede dar el salto de calidad que al equipo le está faltando. En lo deportivo casi que no tiene contras en ningún bando, pero… “No me molestó lo que dijo porque somos muchos los que pensamos de esa manera y no podemos darnos el lujo de no querer ser protagonistas. Si viene Román, jugamos con ventaja”, se paró Ledesma, quien, como subcapitán y del ala del 10 -como Viatri, Sosa, Rivero y otros chicos del club-, negó que alguien pudiera tener inconvenientes con él (ver aparte).

Aunque creer que todo está bien entre cuatro paredes es tan falso como pensar que todos los dirigentes piensan igual que lo que Juan Carlos Crespi, un pro Román, declaró ayer desde Suecia. El vice 2°, a casi tantos kilómetros de lejanía de Buenos Aires como Daniel Angelici, expuso a sus pares de Comisión Directiva: “Yo quiero que Riquelme se retire en Boca y eso es lo que voy a proponer” (ver aparte). ¿Qué piensa el resto? La verdad es que si estuvieran apurados por abrirle la puerta al 10 no es necesario una paloma mensajera para comunicarse con el Tano en Qatar (viajó a un congreso de clubes europeos al que Boca fue invitado). Su ausencia -llegaría entre mañana y el viernes, día en que se programó una reunión de CD- es ganancia para pensar una estrategia que le pueda caer mal al jugador como, por ejemplo, retocar su contrato. Y ante lo inesperada de la situación, se analiza incluir premios por partidos jugados u objetivos, porque hay dudas sobre su condición física (hace siete meses que no juega). El vínculo de Riquelme, válido hasta junio de 2014, está suspendido y “para que ese contrato vuelva a tener vigencia sólo falta una firma. Es un minuto. Román me dijo que si mañana le dicen de presentarse a entrenar, él va”, aclaró Daniel Bolotnicoff, su representante.

¿Y Bianchi? Sabe que lo necesita en la cancha, cree que el 10, al 50%, igual le es útil. Pero como conoce lo que pasa en el vestuario, que no es sencillo, derivó el tema a la dirigencia…

Fuente: Olè