Argentina cayó con Paraguay 2-1 y se complica la clasificación. Está obligada a vencer a Bolivia.
Después del decepcionante debut frente a Chile, la Selección tenía una obligación con su historia.
Indefectiblemente debía ganar, recuperar el protagonismo y evidenciar el enorme potencial de sus individualidades.
A diferencia del partido con Chile, Trobbiani propuso un esquema más cauteloso: afuera Lanzini (un creador), adentro Aguirre (lateral) para formar un 4-2-3-1 con Romero sumado a la línea de volantes.
El partido comenzó gélido. Paraguay esperaba con dos líneas de cuatro y dejaba venir a la Argentina. Pero otra vez faltó precisión en velocidad y juego asociado. Sólo el pensante Alan Ruiz, el chico de San Lorenzo, aportaba una cuota de claridad. El resto era puro vértigo.
Argentina no utilizaba las bandas y, para colmo, sufrió con algunos contragolpes guaraníes.
Quizá en el peor momento del equipo de Trobbiani llegó el gol de Vietto. El ex Racing sacó una media vuelta que se desvió en un defensor rival y se le metió por arriba a Morel, el buen arquero paraguayo.
El gol levantó al equipo. A tal punto que Centurión se pareció al de Racing, apiló gente por izquierda y asistió, pero Iturbe la mandó por arriba. Enseguida llegó la reacción del equipo de Genes, que tuvo dos chances muy claras en el área de Argentina y las desperdició.
Lejos de tranquilizarse y jugar con la ventaja, en el segundo tiempo, Argentina volvió a mostrar sus enormes falencias colectivas. Ofensivamente no asustó a nadie. Y del medio para atrás (salvo el bueno de Benítez que impidió la goleada) fue una verdadera obra maestra del terror. A espaldas de Kranevitter, Domínguez, Montenegro, González y Almirón se hicieron un festín y en un abrir y cerrar de ojos, Paraguay lo había dado vuelta.
Lejos de reaccionar y de aparecer la rebeldía del jugador argentino, los pibes se paralizaron y no fueron capaces de dar dos pases seguidos. Fue lamentable ver cómo Benítez salvó una y otra vez el tercero de Paraguay, que simple y pragmático se llevó una justa victoria.
Ahora, Argentina pasó de favorita a pender de un hilo para clasificarse a la siguiente fase. Esa vieja costumbre de hablar antes de jugar volvió a pasar factura. Y van…
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