Michelle Obama gana la pelea contra la obesidad

Por Paula Lugones
Cuando llegó a la Casa Blanca le declaró la guerra a lo que llamó «un problema de seguridad nacional». Hoy, el número de niños con sobrepeso bajó por primera vez en décadas.
Michelle Obama sorprendió cuando se convirtió en la Primera Dama de EE.UU. A diferencia de la gran mayoría de sus antecesoras en la Casa Blanca, su gran misión no sería la beneficencia ni los eventos sociales. Dedicaría toda su energía a combatir lo que ella consideró un «problema de seguridad nacional». Los enemigos eran las papas fritas, los snacks, el sedentarismo y la mala alimentación en la escuela, los grandes disparadores de la epidemia del sobrepeso de los chicos. Hoy, cuatro años después, Michelle está ganando la pelea: la obesidad de los niños estadounidenses bajó por primera vez en décadas.

Según un informe del diario The New York Times basado en reportes oficiales, varias ciudades estadounidenses registran un declive en la obesidad infantil. En Nueva York, por ejemplo, el descenso del sobrepeso en niños en edad escolar fue un 5.5% en los últimos cuatro años. Le siguen ciudades como Filadelfia –alguna vez considerada la ciudad «más gorda» de los EE.UU. por revistas especializadas- con el 5% y Los Angeles, con el 3%. Si bien no parecen cifras significativas, para los expertos es un gran avance porque revierte una tendencia de décadas.

Según el Centro de Control y Prevención de Enfermedades, en EE.UU. se calcula que hay unos 12 millones de niños y adolescentes obesos, aunque es un problema que se extiende también a los adultos. La propia Michelle ha dicho que lucha personalmente contra su tendencia al exceso de peso, con una alimentación equilibrada y con casi 3 horas de ejercicio diario.

A poco de que su marido llegara al poder, ella lanzó la campaña «Let´s move!», que alienta a los chicos a comer más sano y a hacer ejercicio. De hecho, hubo un gran cambio en las escuelas. Más de 4.000 centros educativos se adhirieron a la iniciativa impulsada por la Primera Dama. Esto significa que, por ejemplo, en esos colegios se remplazan gaseosas por jugos naturales o agua y comida saludable (frutas, verduras, hummus, pan integral, etc.) en lugar de los calóricos snacks. Además, se incrementaron las horas de actividad física y se les ofrece charlas semanales sobre la importancia de la alimentación.

Las dos hijas adolescentes de Barack y Michelle, Sasha y Malia, que no pelean para nada contra el sobrepeso, se han sumado también activamente a la campaña. Junto con mamá, se las ha visto participar en carreras de embolsados, bailar el hula-hula y correr carreras en los jardines de la Casa Blanca, a la par de chicos con algunos kilos de más. Los esfuerzos de Michelle están comenzando a dar sus frutos.

Fuente: http://www.clarin.com/mundo/