Economistas y medios europeos alertan sobre mal manejo de crisis francesa.
El orgullo francés recibió una estocada con la portada de The Economist: una bomba de panes franceses atados con la bandera de Francia y el siguiente título: ‘Una bomba de tiempo en el corazón de Europa’.
Según el semanario británico, «Francia podría convertirse en el más grande peligro para la moneda europea» y la crisis podría ser un azote desde el 2013. El primer ministro francés, Jean-Marc Ayrault, y la presidenta de la patronal, Laurence Parisot, juzgaron «exagerado» el diagnóstico.
En Alemania, algunos medios, sin embargo, ya habían lanzado alertas en el mismo sentido, al hacerse eco de lo que dicen algunos responsables de ese país. Lars Feld, un reconocido economista alemán, manifestó: «El principal problema en este momento (en Europa) no es Grecia, España o Italia, sino Francia, porque ese país no ha hecho nada por restaurar su competitividad. Al contrario, ese país va en la otra dirección».
El presidente Hollande debe lidiar con una economía estancada, un desempleo elevado y un déficit comercial abismal. Por supuesto, todo ello no es culpa de un gobierno que lleva seis meses en el poder. En este lapso, sin embargo, Hollande ha dado señales contradictorias. The Economist estima que ni este ni su primer ministro «han dado muestras de tener el valor suficiente para imponer reformas impopulares».
Pero Hollande sí ha marcado recientemente un giro que algunos califican de «derechización». El gobierno anunció un pacto de competitividad que movilizará 30.000 millones de euros mediante 20.000 millones de reducciones de impuestos y 10.000 millones de recortes del gasto público. El plan incluye una medida que Hollande siempre criticó en campaña: el aumento del IVA. Anuncios bien recibidos por el sector patronal. Un giro que, según The Economist, llega «demasiado tarde y será insuficiente».
Ásbel López
Para EL TIEMPO
París