Newell’s hizo ruido con muchas chances para ganar, pero las dilapidó

Newell’s tenía que dar la talla en su lucha por el título. En su cancha y ante su gente. En realidad no se traicionó porque siempre buscó y en la balanza de los merecimientos estuvo muy por arriba. Pero anoche la faltó claridad.

Newell’s tenía que dar la talla en su lucha por el título. En su cancha y ante su gente. En realidad no se traicionó porque siempre buscó y en la balanza de los merecimientos estuvo muy por arriba. Pero anoche la faltó claridad para encarrilar todas sus ansias y el empate en cero con Quilmes terminó siendo una recompensa agridulce. Con poca sustancia en la enorme pulseada que mantiene en la parte más alta de la tabla de posiciones. Justamente anoche el liderazgo cambió de manos y ahora manda Vélez.
El conjunto leproso dejó todo y en ese rubro no hay reproches. Todo lo contrario. Sin embargo, sobre todo en el primer tiempo se vieron errores e imprecisiones que no le son propias a este equipo. Pases a mitad de camino, direcciones fallidas y decisiones desacertadas, eran moneda corriente en ese lapso en un Newell’s que careció de su típico vuelo.
Pero más allá de ese confuso escenario que afectó su rendimiento, generó ocasiones de riesgo como para llevarse los tres puntos, pero llamativas fallas en la última puntada y una buena noche del arquero instalaron la injusta parda en el tanteador.
Le faltó el gol y una cuota adicional de luz en su fuente natural de generación para poder inclinar la balanza. Tuvo actitud y aún sobre sus imperfecciones siempre puso la mira en los tres palos de Trípodi.
Quilmes fue un obstáculo incómodo, sobre todo en los 45′ iniciales, y se las arregló para arrimarle ciertas complicaciones al dueño de casa. Con una receta simple atoró a su adversario con una buena tarea de los volantes y lo llevó a un reducto lejano de las conveniencias leprosas. Un síntoma de inteligencia evidenciado por la visita.
Newell’s tuvo varias. Un tiro libre de Heinze (10′), un disparo de lejos de Scocco (12′), un remate cruzado de Muñoz que besó el vertical izquierdo (16′), otro bombazo del Gringo (17′) que sacó con esfuerzo el uno cervecero y una picante mediavuelta de Nacho (45′) fueron las ocasiones en la primera mitad, pero el gol se hizo desear y coqueteaba entre ironías que fueron tragándose el paso de los minutos.
En el complemento, el local cerró mejor sus filas y no sufrió las acciones del rival. Por personalidad se hizo dueño del trámite pero nunca encontró el toque de suerte y la astucia para llegar a la ansiada conquista. Sin embargo fue obligado por su compromiso y sus convicciones. Y ese fue un mérito, aun en su desconcierto.
Hubo un tiro libre de la Fiera (6′), un cabezazo abajo de Pérez (9′) que se fue por milímetros, otro escopetazo de Rodríguez (13′), un cabezazo flojo de Muñoz (21′), y una doble chance en las narices de Trípodi que ni Maxi ni Pérez pudieron transformar en gol (24′). Muchas posibilidades que no tuvieron el desenlace deseado y que condujeron a la Lepra a un resultado que no colmó todas sus expectativas. Pretendía algo más y se quedó en su empuje. Tuvo muchas chances y pocas luces, por eso terminó lamentando el impacto del empate.

Fuente: La Capital